La ceremonia de inauguración del segundo mandato del presidente Barack Obama el lunes marcó el inicio de otro viaje de cuatro años cargado de duras e importantes tareas, entre las que se incluye incrementar las relaciones con China.
Las apuestas son muy altas, pues la relación EEUU-China es mucho más compleja y polifacética que una relación bilateral común y podría tener un gran impacto en el bienestar no solo de las dos naciones, sino también del mundo.
Por lo general, durante el primer mandato de Obama, los vínculos entre las dos principales economías del planeta ha brindado resultados positivos pese a los muchos desafíos, ya que ambas partes han intentado manejar sus diferencias y promover la asociación cooperativa sobre la base del respeto y el beneficio mutuos.
Por el bien del futuro de los dos países y el mundo, China ha propuesto "un nuevo tipo de relaciones" caracterizado por la cooperación de beneficio mutuo, la confianza mutua y las interacciones favorables.
Washington también envió una señal positiva cuando Obama dijo en su discurso inaugural que "mostraremos el valor para tratar y resolver nuestras diferencias con otras naciones pacíficamente... porque el combate solo puede aumentar la desconfianza y el miedo".
Si el presidente cree realmente en sus palabras, entonces estará de acuerdo en que por el bien de la paz y la prosperidad mundiales resulta importante para Estados Unidos y China impulsar la confianza mutua, porque constituye el pilar de cada relación, ya sea entre personas o naciones.
Sus palabras también demuestran que está de acuerdo en que las dos naciones deben resolver sus disputas de manera apropiada, tanto económicas como políticas.
Además, en lugar de competir uno con otro en cada terreno que involucre intereses estadounidenses y chinos, las dos potencias deberán establecer la coordinación y ampliar las áreas de cooperación a través de la promoción de los contactos de alto nivel y los intercambios entre los pueblos.
Por último, aunque no menos importante, los dos países también necesitan profundizar la comunicación y la cooperación en temas globales cruciales, incluidos el cambio climático, la tensión en la Península de Corea, el programa nuclear de Irán y la revueltas en Africa y Medio Oriente.
La cooperación entre importantes potencias debe ayudar a solucionar dichas crisis, mientras que la rivalidad solo complica la situación, causando daños a todas las personas involucradas.
Tanto Beijing como Washington saben de la importancia de las relaciones China-EEUU. El mundo es testigo de la sinceridad de China en el desarrollo de las más importantes relaciones bilaterales del planeta, y espera que Obama haga lo mismo.
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