Un logro incuestionable del presidente uruguayo José Mujica fue reencausar la relación con Argentina en 2010 pero tres años después la agenda bilateral está estancada y con pocos avances.
Apelando a su amistad con su colega argentina Cristina Fernández y su fallecido esposo, el exmandatario Néstor Kirchner, Mujica pudo recomponer un relacionamiento deteriorado.
"Por el camino del diálogo, la simpatía y cultivando la buena relación, se puede conseguir un poco más", argumentaba el gobernante uruguayo días antes de asumir en marzo de 2010.
La relación entre Montevideo y Buenos Aires estuvo virtualmente congelada a causa del litigio por UPM (ex Botnia) y la demanda argentina ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ).
Como primer gobernante del izquierdista Frente Amplio (FA), Tabaré Vázquez (2005-2010) sobrellevó el conflicto con Kirchner y Fernández con poco diálogo, carencia que superó su compañero de partido al sucederlo.
Mujica logró que Fernández desarticulara un bloqueo fronterizo de vecinos argentinos contrarios a UPM y acordó en junio de 2010 un relanzamiento de los lazos con una ambiciosa agenda bilateral.
Los mandatarios se comprometieron en ese entonces a implementar un monitoreo del limítrofe río Uruguay y acordaron una serie de puntos de cooperación en energía, salud, navegabilidad y defensa.
A casi tres años de esos anuncios las concreciones son menos de las esperadas.
Las conclusiones del control ambiental conjunto en el limítrofe río Uruguay todavía no fueron divulgadas por falta de acuerdo en los criterios a utilizar.
Tampoco se logró un acuerdo para profundizar el canal Martín García del Río de la Plata, vital para la navegación uruguaya.
Ese desencuentro, además, estuvo salpicado por denuncias de corrupción en la Comisión Adinistradora (CARP) de ese curso de agua y de desmentidos entre las cancillerías.
A nivel comercial, Uruguay se vio fuertemente afectado por las medidas proteccionistas argentinas desde 2011.
Las exportaciones uruguayas hacia ese país se desplomaron un 15 por ciento en 2012 y representaron el 6 por ciento del total, afectando especialmente a colocaciones de alto valor agregado.
Por el contrario, en 2011 los envíos a Argentina habían crecido 16 por ciento con una incidencia de 7,3 del total.
Sin dar chance al optimismo, el presidente de la Unión de Exportadores (UEU) pronosticó que "van a seguir cayendo las exportaciones" con ese destino.
Eso demuestran las primeras cifras del bimestre de 2013 que calculan la caída de las ventas hacia el país vecino en 9 por ciento interanual.
En un encuentro ante empresarios de la alimentación, el ministro uruguayo de Economía Fernando Lorenzo les dijo el año pasado: "olvídense de la Argentina para exportar".
Así lo narró hoy al diario El País el presidente de la Cámara Industrial de Alimentos Envasados, Juan Pedro Flores.
En ese escenario, Uruguay dedica sus esfuerzos a mejorar sus acuerdos con Brasil, el primer socio comercial.
Además, las restricciones a la compra de dólares en Argentina también impactó en la llegada de turistas a las costas uruguayas.
Pero claro que no todos son puntos negativos. Argentina continúa siendo el origen de fuertes inversiones en el turismo, el agro y el sector inmobiliario uruguayo, fuertes dinamizadores de la economía local.
El gobernante uruguayo llegó a admitir a fines de 2012 que es difícil lidiar con los "problemas" que genera la relación con Argentina.
Y al mismo tiempo recordó que se trata de uno de los principales socios comerciales.
"Es uno de los problemas más difíciles y penosos que tiene el gobierno, lidiar con las dificultades que presenta la Argentina. Porque antes que nada tiene que pensar en el trabajo de la gente y este no es un problema de guapos", sostuvo Mujica.
Para Uruguay "el país más gravitante es la economía argentina, mal que nos pese", afirmó por entonces el mandatario.
Hace pocos días Mujica se sinceró y señaló que la relación con Argentina es una "misión imposible", entrevistado por la publicación Correo Socialista.
Pero al menos el buen trato personal entre Mujica y Fernández parece intacto.
Así quedó demostrado cuando Mujica viajó a Caracas junto a su colega argentina en el Tango 01, el avión presidencial de ese país, para asistir a las honras fúnebres del presidente venezolano Hugo Chávez.
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