Los habitantes de origen británico de las Islas Malvinas irán este domingo y por dos días consecutivos a las urnas para pronunciarse sobre si desean mantener su estatus político actual, de "Territorio Británico de Ultramar".
La consulta, que Argentina consideró "ilegal" por celebrarse en un territorio que asume como propio, tiene el respaldo del Reino Unido y contará con la presencia de observadores internacionales, convocados por los organizadores para que constaten el resultado y que los votantes sufragaron libremente.
¿Por qué ahora, y no poco después de la guerra de 1982 sostenida por la Argentina y Gran Bretaña?¿Por qué ahora y no hace 10, 15 ó 20 años?.
Porque Buenos Aires ha profundizado en los últimos 24 meses su reclamo para que Londres acepte sentarse a negociar la cuestión y esa iniciativa cosechó el respaldo unánime, como nunca antes, de todos los países del Cono Sur, como así también de otros de Africa y Asia.
"No pedimos que nos den la razón, sólo pedimos sentarnos a negociar. El Reino Unido dialogó con la dictadura argentina que asaltó el poder y años después inició la guerra, pero se niega a dialogar con nosotros, que somos un gobierno elegido por el voto popular", planteó la presidenta argentina, Cristina Fernández, al hablar el pasado 1 de marzo ante la Asamblea Legislativa de su país.
El analista de política internacional Jorge Castro explicó a Xinhua que la decisión isleña es una respuesta a los planteos argentinos: "La política de Buenos Aires en la materia se ha profundizado, y tiene el apoyo de la región, que por ejemplo prohíbe el acceso a sus puertos de barcos con la bandera de la islas".
"Ello eleva la relevancia geopolítica y estratégica" de la disputa, observó el experto.
Brasil, una de las potencias emergentes, se alineó de manera irrestricta con Buenos Aires, preocupado por la proyección británica en la Antártida, y no es casual que el canciller británico, William Hague, haya sostenido en el último tiempo encuentros con su par de Itamaraty, Antonio Patriota
El nudo gordiano del diferendo radica en que Argentina, envalentonada por el apoyo cosechado, arguye la primacía del derecho de todo Estado soberano a resguardar su integridad territorial, mientras que los habitantes de las Islas Malvinas esgrimen el derecho de los pueblos a su autodeterminación.
Los habitantes de las Malvinas "no son un pueblo originario o colonizado. Se trata de población británica importada" que carece en consecuencia del derecho a la autodeterminación, le dijo a esta agencia el experto argentino y ex embajador ante las Naciones Unidas (1992-1996) Emilio Cárdenas, crítico del gobierno local pero con el que coincide en este punto.
La mirada de los isleños es justamente la opuesta y se ampara en el artículo 21 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Cuando se les hace notar que se trata de población "implantada",responden que "ello ha sido igual en todos los países de América, como por ejemplo la Argentina", cuya población mayoritaria llegó de Europa, se asentó y luego eligió su destino político independizándose de España a comienzos del siglo XIX.
En el caso de las Malvinas, territorio insular ubicado a 400 kilómetros de la Argentina continental, juega, sin embargo, una cuestión particular, que es la creciente reivindicación de sus habitantes como "isleños" a la par o antes que como británicos.
En el último censo, realizado el año pasado, seis de cada diez de los consultados se identificó como "isleño" (Falkland Islander), el doble de los que dijeron sentirse "británicos".
Este viernes, por caso, el diario local de las islas, The Penguin News, llevó en su portada una entrevista a uno de los observadores de la consulta pública, Peter Willets, quien indicó que "a los ojos de las Naciones Unidas, el principio de la autodeterminación estaría mejor visto si es acompañado de una "Libre Asociación" al Reino Unido antes que al estatus de "Territorio Británico de Ultramar".
El ejemplo que ofreció Willets es de las Islas Cook, asociadas a Nueva Zelanda
Si en el conteo previsto para la noche del lunes próximo se impone claramente el "sí" de mantener el estatus actual de las islas, se descuenta que sus representantes difundirán el resultado ante todos los foros internacionales.
En cambio, si triunfa el "no", o bien si el apoyo al "sí" no cosecha la contundencia esperada, se abrirán otras opciones: Argentina argumentaráque los isleños están disconformes con su situación y que son arbitrariamente controlados por Londres, por lo que renovará su llamado al diálogo sobre la soberanía territorial.
Los "kelpers", en cambio, podrían argumentar que el "no" al estatus actual, lejos de buscar una relación con Argentina, más bien empezaría un improbable camino hacia su independencia.