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El misterio del avión desaparecido de Malaysia Airlines sigue sin resolver (2)

Actualizado a las 17/03/2014 - 17:34
Pekín, 17/03/2014(El Pueblo en Línea)- Los cambios frecuentes de información y comunicación han agravado las preocupaciones, según informa Peng Yining desde Kuala Lumpur y Hu Yongqi y Wang Wen en Pekín.
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El misterio del avión desaparecido de Malaysia Airlines sigue sin resolver
Un periodista levanta la mano mientras que el ministro de Transporte de Malasia Hishammuddin Hussein (segundo a la derecha) responde a las preguntas durante una rueda de prensa en Kuala Lumpur el domingo. MOHD RASFAN / AFP
Información confusa

Mediante dichas señales, los investigadores han determinado que el avión siguió volando hasta las 8:11 de la mañana del sábado. Aunque no saben exactamente el lugar donde por fin desapareció, barajan dos posibilidades: que tomó un corredor aéreo al norte de Tailandia, que conecta con Kazajstán y Turkmenistán, u otro que se dirige al sur hacia el Océano Indico, donde habrá que empezar a buscar.

Con este importante descubrimiento arranca la segunda semana del misterio que envuelve al vuelo MH 370 de Malaysia Airlines. Tras despegar de Kuala Lumpur a las 00:40 (hora local) del pasado sábado, el avión, con 227 pasajeros y 12 tripulantes a bordo, se perdía en el radar a la 01:40 mientras se aproximaba al sur de Vietnam, donde el Golfo de Tailandia confluye con el Mar de China Meridional. «All right, roger that» («De acuerdo, entendido»), respondió el piloto, indicando que todo iba normal, cuando la torre de control le anunció que iba a entrar en aguas vietnamitas y que, por lo tanto, estaría bajo la supervisión del aeropuerto de Ciudad Ho Chi Minh. Pero sus controladores nunca llegaron a contactar con él.

De repente, el radar lo había perdido como por arte de magia. En medio del asombro inicial, se empezaba a sospechar lo peor: que el avión había caído al mar. Siguiendo el procedimiento de emergencia habitual, Malasia ordenaba la búsqueda del vuelo desaparecido alrededor de la zona donde había establecido su última comunicación, a 120 millas náuticas (unos 220 kilómetros) al este de la ciudad costera de Kota Bharu y a 300 kilómetros al sur de la isla vietnamita de Phu Quoc.

De los 227 pasajeros, 153 eran chinos, 38 malasios, siete indonesios, seis australianos, cinco indios, cuatro franceses, tres estadounidenses y otros de Nueva Zelanda, Ucrania, Canadá, Rusia, Taiwán y Holanda. Junto a ellos iban un par de «polizones» que hacían saltar todas las alarmas. Primera sorpresa: a bordo del avión viajaban dos personas con sendos pasaportes de Italia y Australia robados en Tailandia.

La seguridad aérea mundial, que parecía blindada tras los atentados del 11-S, quedaba en entredicho porque ambos pasaportes figuraban en una base de documentos robados de Interpol, pero no habían sido contrastados ni por la línea aérea ni por los agentes de aduanas de Malasia, que habían permitido embarcar a los dos impostores.

La inquietud por un ataque islamista llevó a las autoridades de Malasia, país con mayoría musulmana, a desvelar que los pasajeros con los pasaportes eran dos jóvenes también iraníes: Pouria Nour Mohammad Mehrdad, de 19 años, y Delavar Seyed Mohammadreza, de 29. Identificados con las cámaras del aeropuerto de Kuala Lumpur, iban a hacer escala en Pekín y Ámsterdam antes de alcanzar sus destinos finales en Europa. Haciéndose pasar por el austriaco Christian Kozel, Nour Mohammad se dirigía a Francfort para encontrarse con su madre, mientras que Delavar Seyed viajaba a Copenhague bajo la identidad del italiano Luigi Maraldi.

Debido a los avatares de la compra de sus billetes, ni el inspector jefe de la Policía de Malasia, el general Khalid Abu Bakar, ni el secretario general de Interpol, Ronald K. Noble, creían que ninguno de ellos fuera un terrorista. Más probable parecía que fueran inmigrantes ilegales camino de Europa.

Para aclarar este misterio, la búsqueda, en la que ya participan 43 barcos y 58 aviones de una docena de países, se ampliaba al estrecho de Malaca, que discurre paralelo a Indonesia, y al sur de la isla tailandesa de Phuket. Dos puntos que se sitúan a unos 400 kilómetros de donde había comenzado el rastreo, que ya abarca unos 90.000 kilómetros cuadrados, como la superficie de Castilla y León, y debe ser expandido hacia Asia Central y el Océano Indico.

Mensajes confusos
Aunque el ministro de Transportes de Malasia, Hishammuddin Hussein, lo negaba, la agencia Reuters tiraba aún más del hilo y, citando hasta tres fuentes próximas a la investigación, informaba de que el avión se había salido de su ruta hacia el este para seguir un rumbo totalmente distinto. Pero no de forma indefinida, lo que denotaría que iba perdido, sino pasando por unos puntos de navegación que aparecen en los mapas que los pilotos utilizan para volar a Oriente Medio y Europa.

Forzado por todas estas filtraciones, el primer ministro malasio convocaba este sábado una rueda de prensa que levantaba gran expectación. Sin aceptar preguntas, Najib Razak confirmaba que el avión había seguido volando bastantes horas después de su último contacto con la torre de control. Siguiendo su intervención por internet a través de una pantalla colocada en el hotel Lido de Pekín, los familiares de los pasajeros chinos recibían un nuevo sobresalto que vuelve a abrir todos los interrogantes.

La cuestión estriba ahora en saber quién pilotaba el avión tras salirse de su ruta, por qué y hacia dónde, ya que de momento ningún grupo terrorista ha reivindicado su secuestro. Angustiados, los parientes de los pasajeros se aferran a la esperanza de que el vuelo no se haya estrellado o de que aún haya supervivientes. Como si fuera un caso paranormal, algunos aseguran que han telefoneado a sus móviles tras la desaparición y han oído el tono de la llamada, pero nadie les ha contestado ni respondido a sus mensajes. De momento, siguen «perdidos» en el misterioso vuelo MH 370.

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