Por Raúl Menchaca
MATANZAS, Cuba, 20 mar (Xinhua) -- El mayor y más conservado humedal del Caribe es hoy en día el Parque Nacional Ciénaga de Zapata, área de unos 5.000 kilómetros cuadrados donde coexisten 13 ecosistemas diferentes, localizado en el sur de la provincia cubana de Matanzas a unos 170 kilómetros al sureste de La Habana.
Pocos lugares de la isla acumulan tantos títulos como este que es un Parque Nacional desde 1971 y que desde el año 2000 fue declarado como Reserva de la Biosfera por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
A partir de 2001, el área fue declarada también como Sitio Ramsar, categoría que entrega la Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional.
En la actualidad, el parque opta por ser declarado como Patrimonio Mundial de la Humanidad, títulos todos que expresan el trabajo de un grupo de especialistas cubanos dedicados a la protección y conservación del lugar.
"Precisamente nuestro objeto fundamental es el trabajo de protección y de conservación", explicó a Xinhua el especialista en uso público del Parque, Mario Díaz.
Agregó que, no obstante, "también se realizan acciones de uso público, es decir de visitas guiadas a diferentes entornos o espacios naturales, que por sus características resultan atractivos para los turistas".
Díaz aseguró que han hecho los estudios de capacidad y carga para determinar la cantidad de visitantes que se pueden recibir por día y la conducta que los guías deben asumir ante cada arribo.
En ese extenso humedal está el drenaje cársico más complejo de toda la isla.
Posé, además, una vegetación y fauna de alto valor ambiental, que incluye más de 900 especies de plantas autóctonas y más de un centenar de aves, anfibios, peces y reptiles.
"De las 28 especies endémicas que existen en Cuba, en nuestro territorio se pueden observar 24, y específicamente en un lugar como Bermeja, que es un santuario de las aves endémicas, logramos mostrarles a los turistas hasta 19", detalló Díaz.
El Parque Nacional Ciénaga de Zapata cuenta con tres centros de reproducción endémica, dedicados a la conservación del cocodrilo cubano Rhombifer, de las cotorras, de la biajaca criolla y el manjuarí.
El manjuarí es un pez considerado como un fósil viviente, pues no desapareció como otros animales que siguieron un proceso evolutivo semejante.
Un grupo de guías garantiza el recorrido por varios caminos naturales del Parque, entre ellos Leoncio Gómez, un hombre que desde hace 7 años trabaja en el Sendero Enigma de las Rocas, que recorre tres cenotes que forman parte del mayor sistema de cuevas inundadas de Cuba.
"El sistema espeleológico lacustre de la ciénaga tiene 10.000 hectáreas terrestres y 400 marinas", explicó Gómez, un hombre que a los 42 años tiene la piel curtida por el sol y que recorre tres o cuatro veces al día un circuito de 2 kilómetros en plena manigua.
Apenas a unos 300 metros del mar, ese sistema cavernario está originado por una falla tectónica a la que le calculan 1,5 millones de años, extendida por más de 70 kilómetros en la costa sur de la ciénaga.
El agua fluye subterránea a través de los cenotes, el mayor de ellos con una profundidad de 86 metros, mediante un complicado sistema de rocas cársicas que funciona como un filtro que deja pasar el líquido y retiene las impurezas.
En uno de estos cenotes, que forma una piscina natural de unos 25 metros de profundidad, habitan dos cocodrilos, un manjuarí y varias jicoteas, que ofrecen un singular espectáculo natural para los visitantes.
El especialista sueña con que su hija, quien estudia ingeniería en la habanera Universidad de las Ciencias Informáticas, retorne a la Ciénaga y con sus conocimientos colabore en la conservación del humedal.
El sitio necesita del aporte de todos, aunque el gobierno cubano financia prácticamente el 90 por ciento de los gastos de conservación y de protección, mientras que el resto de los recursos se obtienen de las visitas turísticas y de la colaboración internacional.
Hace poco más de un año, Ciénaga de Zapata quedó hermanado con su similar de los Everglades en La Florida en el sureste de Estados Unidos, con la firma en Washington de un acuerdo que busca contribuir a la mejoría de la gestión ambiental de estas áreas.
El retroceso en las relaciones entre los dos países no ha eliminado el convenio, aunque todo ahora está estancado y los especialistas estadounidenses no han vuelto a visitar la Ciénaga de Zapata.
A pesar de ese enfriamiento, el Parque es visitado por miles de personas y es conservado por sus especialistas, orgullosos de cuidar un paraíso natural en Cuba.