Por Luis Alberto Sierra G.
PANAMA, 30 oct (Xinhua) -- El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha creado un programa para generar condiciones de igualdad de género que permita a las funcionarias públicas en países de América Latina acceder a altos cargos en las entidades donde trabajan.
El programa piloto se expandió ya hace unos meses en República Dominicana y empezó a implementarse esta semana en Panamá, perfilándose como modelo a implantar en el resto de la región.
Victoria Cárdenas, jefa de la división de liderazgo y desarrollo de empleados y recursos humanos del BID y María Teresa Villanueva, especialista principal de la división de género y diversidad del BID, destacaron en entrevista la necesidad de que otros actores apoyen este tipo de iniciativa para generar posibilidades de crecimiento profesional en el sector público para mujeres capacitadas.
Estos dos primeros programas los financia el BID, con apoyo a nivel de gobierno, pero en el futuro serán otros países los que tengan que encargarse de financiación, según se explicó, señalando la importancia de la iniciativa como modelo.
Cárdenas, cocreadora del Programa de Mujeres Líderes Emergentes del Sector Público, explicó que este nació en el departamento de recursos humanos del BID en 2013 de la necesidad de identificar el liderazgo y capacitar a esas personas con potencial.
Recordó que la propuesta partió con la meta de tener un 40 por ciento de mujeres en cargos superiores antes de 2015, y que lograron alcanzar un 38 por ciento, elevando a un 43 por ciento el objetivo para el año 2019, lo que aseguró ha servido de motivación.
El BID aprobó entonces varios proyectos, entre ellos este programa de seis meses que elige a mujeres con alto potencial, y que ya cuenta con 162 graduadas. "Al final del programa tienen que presentar un proyecto innovador", resaltó Cárdenas, explicando que se decidió emprender la iniciativa en República Dominicana, lanzada el pasado mes de julio, ante el interés que despertó en ese país.
Cárdenas señaló que de las 162 mujeres que participaron en el programa, el 40 por ciento ha conseguido un ascenso, mientras que un 38 por ciento se ha atrevido a tomar nuevas asignaturas y a cambiar de posición o de línea profesional.
Villanueva explicó que en América Latina las mujeres cubren alrededor de un 25 por ciento de las posiciones de legislación, administración pública y gabinetes de ministros y congresos, mientras que en Panamá la cifra supera el 29 por ciento.
"Estás mujeres están usualmente en los ministerios cuyo rol se asume a roles femeninos, como el ministerio de Educación, el ministerio de Salud y el ministerio de la Mujer, y no en las posiciones donde generalmente se toman la mayor parte de las decisiones cuando viene el tema de asignación de presupuestos dentro del sector público, como son Presidencia o Finanzas", expuso.
Destacó como excepcional la situación en cuanto a la presencia de mujeres en altos cargos en la administración pública en Panamá, ya que hay una mujer en el ministerio de Finanzas y en otras entidades, y el país cuenta con una vicepresidenta y canciller, Isabel de Saint Malo, que aseguró es un ejemplo regional.
Según la especialista principal de la división de género y diversidad del BID, también graduada del Programa de Mujeres Líderes Emergentes, si se quiere asegurar el crecimiento económico sostenible de la región es importante poner a más mujeres en posiciones de liderazgo en el sector público y privado.
Para Villanueva es importante que el programa se pueda adecuar a las necesidades de cada país.
Según información del BID, aunque un 50 por ciento de las funcionarias en América Latina son mujeres, solo un 20 por ciento ocupan cargos de dirección, y en el sector privado la cifra se reduce a un seis por ciento.
"Si facilitas la inserción laboral de las mujeres, que va directamente vinculada con facilitarles el acceso a posiciones de liderazgo, los países crecen más sostenidamente", afirmó, citando un estudio reciente de la firma Mckinsey según el cual para 2025 se cerraría la brecha laboral entre hombres y mujeres, y el PIB per cápita subiría un 25 por ciento en el mundo y un 34 por ciento en América Latina y el Caribe.