TULTEPEC, México 6 ago (Xinhua) -- Antonio Pelcastre aborda a toda persona que pasa a su lado en la acera: "¿quiere cohetes? Cometitas, hoyitas, buscapié...". Usa sólo un sombrero de tela para protegerse del inclemente sol del verano mientras aguarda de pie a los clientes, que a veces a medio día aún no llegan.
Está afuera de donde está ubicado el predio del mercado de artesanías pirotécnicas de San Pablito, donde él solía tener un local en el que exhibía su mercancía a compradores que llegaban de todo el país. Una cadena de seis explosiones devastó la tarde del 20 de diciembre pasado los 300 puestos de tabique y lámina, matando a 42 personas.
"Es muy difícil estar aquí afuera comparado con tener tu local. La verdad casi no vendes, agarras un cliente diario", lamentó Pelcastre, de 44 años. Otros vendedores, jóvenes de jeans y gorro, matan el tiempo con su celular recargados en la reja del terreno, de 4,5 hectáreas, ubicado afuera del pueblo de Tultepec.
Los habitantes dicen que la destrucción del mercado de pirotecnia más grande México es la peor tragedia que esta municipalidad ha sufrido, no sólo por el inédito número de víctimas entre las que figuraron al menos nueve niños. La economía del pueblo en el norte de la zona metropolitana del Valle de México depende de fabricar y vender juegos pirotécnicos.
La alcaldía calcula que el 30 por ciento de los 120.000 habitantes se gana la vida de manera directa e indirecta en las artesanías con pólvora. Por su parte, los comerciantes estiman que contribuyen al sustento de hasta 90 por ciento de la población en la localidad del central estado de México.
Si los artesanos no producen entonces se caen las ventas en los expendios de materiales. La misma suerte corre el carnicero, el tendero o el albañil al que encargan mejoras para sus casas ante la falta de dinero, ejemplificó el líder de los comerciantes de San Pablito, Germán Galicia.
"Está prácticamente parado, pocos clientes llegan porque no hay dónde comprar. Esto es un círculo: productor, vendedor y comprador, y el círculo está roto porque están el productor y el comprador, pero no el vendedor" , dijo Galicia en entrevista.
La falta de un espacio establecido para el comercio, como San Pablito, impactó en la cantidad de cohetes que se fabrican en los 500 talleres legales y en un número indefinido de polvorines irregulares. Galicia estimó que la producción ha caído a la mitad después de la explosión porque los artesanos quedaron descapitalizados.
Sólo Pelcastre perdió 200.000 pesos (11.174 dólares) en mercancía cuando el fuego consumió su local y dijo que no ha podido recuperarse. Utiliza su automóvil como taxi para ganar dinero en las horas que no ofrece cohetes afuera del predio, mientras que otros locatarios también buscan ingresos en oficios alternos.
"Todos nos quedamos en ceros. Me falta capital para hacer otro negocio", expuso el vendedor. En su auto lleva a los clientes que consigue hacia alguno de los talleres para entregarle la mercancía, pues las autoridades no le permiten tenerla en la acera que usa como punto de venta.
Por una bolsa con un millar de cometitas, un pequeño cohete que saca chispas blancas y es el más demandado, gana apenas 25 pesos (1,40 dólares), pero manifestó que no tiene más opción: "empleos no hay".
LA OTRA CARA DE LA TRAGEDIA
Irene Sánchez, una ama de casa de 58 años, vive el lado más amargo del estallido que cimbró a Tultepec previo a la Navidad pasada y de otro más sucedido el 4 de marzo de este año en una vecindad, apenas a unos metros de distancia de su hogar en calle Jazmín.
Mientras pobladores como Pelcastre perdieron su negocio, ella sufrió la muerte de su hermana y un nieto de ella de meses de nacido en San Pablito. Todavía no se reponía del duelo cuando la otra explosión mató a un hijo, dos nueras y dos pequeños nietos suyos.
"Es un dolor muy inmenso que no se compara, que a nadie se le desea. Es como si le hubieran quitado a uno parte de su cuerpo", dijo en la puerta de su casa. Apenas se despertaba esa mañana cuando escuchó el estruendo y, tras cruzar esa puerta, miró desde la calle los escombros en los que quedó reducida la vecindad que dos de sus siete hijos y sus familias habitaban.
Las autoridades sospechan que en ese sitio se fabricaban cohetes de manera irregular, un problema que prevalece en el pueblo a pesar del llamado a evitar riesgos. Dos semanas después, el 19 de marzo, otro polvorín habilitado en una casa a tres kilómetros de distancia estalló matando a un hombre.
El director de Fomento Artesanal y Desarrollo de la Pirotecnia del ayuntamiento, Juventino Luna, estimó que el 40 por ciento de las hasta 25 toneladas de cohetes producidos en un año normal se fabrica en polvorines caseros. "No podemos tapar el sol con el dedo, sabemos que tenemos ese problema pero sólo tocando el lado sensible a los irregulares podemos evitarlo", apuntó.
Los 500 talleres repartidos en tres predios afuera de la zona urbana de Tultepec carecen de energía eléctrica como medida de seguridad; tienen dispositivos de antiestática, pararrayos, extintores, arena y picos. En contraste, en una casa hay gas, electricidad y otros factores que pueden causar accidentes, enumeró Luna.
La madre rechazó que la vecindad de la que sólo quedaron en pie las habitaciones traseras fuera un polvorín clandestino o que cohetes causaran la explosión que mató a sus familiares. Su hijo, Israel Rodríguez, fabricaba pirotecnia pero aseguró que en su hogar sólo guardaba paquetes de pequeños tubos de papel que se rellenan de pólvora.
"Inició por un corto en el poste de la luz, chicoteó el alambrado y había una pequeña fuga de gas en el cuarto de uno de los inquilinos", insistió. El hijo que sobrevivió, Pablo Rodríguez, se fracturó un pie al caerle una pared encima y sigue en terapia médica, sin que pueda trabajar y con la pérdida de su esposa y dos hijos a cuestas.
Las tragedias acumuladas en menos de tres meses para Irene Sánchez no evitan que otros de sus hijos se dediquen a la pirotecnia. Dijo que ella distribuía cohetes años atrás con su ahora ex esposo, como lo hacía también su hermana, Verónica, hasta su muerte en el mercado.
"¿Qué quiere que hagamos? Aquí seguido hay accidentes pero es el trabajo, a eso nos dedicamos. Tenemos hambre, tenemos necesidad", expresó Sánchez tras romper en llanto. "Si tuviéramos lo necesario o mucho dinero, ¿usted cree que nos íbamos a exponer? Nadie".
LA RECONSTRUCCION DEL ICONO DE LA CAPITAL DE LA PIROTECNIA
Cuadrillas de trabajadores comenzaron esta semana a construir los 300 nuevos locales del mercado de San Pablito, ubicado a 46 kilómetros al norte del centro de la Ciudad de México.
Autoridades estatales y municipales trabajaron con la Secretaría de la Defensa Nacional, responsable de permitir y vigilar el manejo de explosivos, para diseñar un espacio que sea símbolo de seguridad.
Luna, el funcionario del ayuntamiento de Tultepec, sostuvo que la clave del renovado mercado consistirá en que los puestos serán más pequeños para que sólo tengan capacidad de almacenar hasta 25 kilos de pirotecnia. Los estragos de la explosión, admitió, dejaron de manifiesto que había comerciantes que guardaban cantidades mayores a las permitidas.
Es posible que los accesos sean controlados con torniquetes en los que se impedirá que niños y ancianos ingresen como una medida de seguridad, además de que se prohibirá que clientes se lleven más de 10 kilos de mercancía. Los recursos estatales y municipales para reabrir el punto de distribución más importante del país rondan los 32 millones de pesos (casi 1,8 millones de dólares).
"Ahora sí se va a regular la cantidad de pirotecnia. No hay necesidad de construir búnkers, es juguetería pirotécnica con una carga de 5 miligramos por cohete", explicó Luna. Habrá, además, una mayor distancia entre locales para reducir el riesgo de que un incendio se extienda.
Para impedir la venta clandestina en casas, el ayuntamiento trabaja en proyectos de otros dos mercados alternativos a San Pablito en terrenos fuera de la zona urbana, agregó el funcionario.
La intención de las autoridades es que el mercado reabra sus puertas en los primeros días de septiembre para la temporada de las fiestas patrias, la época del año en que se vende más pirotecnia junto con Navidad y fin de año.
Galicia, el dirigente de los comerciantes, enfatizó que no sólo los pobladores de Tultepec viven de San Pablito. Vendedores de ciudades en prácticamente todo México se abastecen en el mercado, por lo que dijo que urge que regrese pronto a operaciones.
"Hay mercados en Monterrey, Guadalajara, Veracruz, Villahermosa, Saltillo o Torreón que están esperando que San Pablito empiece (...) esto afectó mucha economía a nivel república", abundó.