BEIJING, 24 abr (Xinhua) -- Aunque China no figura en la gira por Asia del presidente estadounidense, Barack Obama, se trata de un tópico indispensable en el menú de conversaciones del inquilino de la Casa Blanca.
Con un telón de fondo caracterizado por tensiones que hierven a fuego lento en Asia debido a disputas históricas y peleas territoriales, Obama está usando su viaje por cuatro naciones para reasegurar a los aliados estadounidenses el compromiso de Washington para mejorar el involucramiento en Asia-Pacífico.
Sin embargo, para asegurar la estabilidad y prosperidad en la región, como Washington ha reivindicado en su estrategia "pivote en Asia", es imposible pasar por alto a China.
EL FACTOR CHINA EN LA GIRA DE OBAMA
Con una economía robusta y un mercado dinámico, China es crecientemente importante en la región Asia-Pacífico y tiene u papel en casi todos los aspectos de la estrategia estadounidense de rebalanceamiento en Asia.
Se ha dicho que la visita de Obama ha levantado la tapa de una caldera hirviente de animosidades regionales entre Japón y otras potencias, al exponer disputas históricas y territoriales que Washington no puede disimular por más tiempo.
En vísperas de la llegada de Obama a Tokio, el primer ministro japonés, Shinzo Abe, hizo una ofrenda ritual al controversial santuario de Yasukuni, donde se honra a 14 criminales Clase A de la Segunda Guerra Mundial. Abe fue secundado por 146 legisladores japoneses que visitaron en grupo el santuario un día después.
La visita enfureció a China y República de Corea, también un aliado de Estados Unidos, lo que colocó a Obama en una situación embarazosa.
Sin atender en lo mínimo la "contrariedad" de Estados Unidos y las críticas de sus vecinos por estas visitas, algunos políticos irresponsables de Japón mostraron poco arrepentimiento sobre las atrocidades de guerra de Japón en China y otros países de Asia, incluyendo a miles de "mujeres de descanso" obligadas a trabajar en burdeles militares japoneses en los años 30s y 40s.
El error de cálculo de Washington de la complejidad de resentimientos históricos podría conducir a un creciente malestar público, como en el caso de Justin Bieber, un cantante pop que posteó una imagen en línea de sí mismo al visitar el santuario esta semana, antes de ofrecer una disculpa más tarde y de borrar la fotografía.
Respecto al programa nuclear de la República Popular Democrática de Corea (RPDC), el tema que dominará la visita de Obama a República de Corea, China ha estado desempeñando un importante papel mediador en aligerar las tensiones regionales al sostener las Conversaciones de las Seis Partes.
Luego que Pyongyang dijo poco antes este mes que está técnicamente lista para un cuarto examen nuclear, Obama admitió el jueves luego de reunirse con Abe que es "de importancia crítica" la "participación de China a fin de empujar a la RPDC en una dirección diferente".
TIEMPO DE COOPERAR CON BEIJING
Asegurando que no tomará partido en la disputa territorial entre China y Japón, Washington ha visto en forma creciente a Beijing como un socio constructivo para trabajar en conjunto al instrumentar su estrategia "pivote de Asia".
Sin embargo, debería tener en mente el evitar declaraciones y acciones que pudieran conducir erróneamente a envalentonarse a algunos políticos en Tokio o en Manila para un mayor escalamiento de las tensiones regionales y confrontar a China.
En tanto, es recomendable para Estados Unidos no subestimar la determinación de China en la defensa de sus territorios.
Como se delineó por Obama y su colega chino, Xi Jinping, en junio último, el Océano Pacífico es suficientemente grande para el desarrollo de los dos países y cada parte debería respetar los intereses esenciales del otro.
Estados Unidos debería reconsiderar el papel de Japón, un país crecientemente inclinado a la derecha y cada vez mayor generador de problemas con relaciones tirantes con sus vecinos, al instrumentar su estrategia en Asia.
Más aún, los temerarios políticos de Japón y Filipinas deberían ser presionados por Estados Unidos para que dejen de hacer más medidas provocativas. En lugar de ello, deberían ser convocados con urgencia a comprometerse en un diálogo sincero con China para resolver disputas y en consecuencia asegurar la paz y estabilidad regional.
En momentos que reclama relaciones más cercanas que nunca entre China y Estados Unidos, Washington debería reconsiderar el papel de sus desafiantes aliados asiáticos.
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