BEIJING, 7 abr (Xinhua) -- Nur Bekri, presidente del gobierno de la región autónoma uygur de Xinjiang, en el oeste de China, se ha comprometido a detener la propagación del extremismo religioso por la región étnica.
En un artículo publicado en la edición de hoy lunes del "Diario de Xinjiang", Nur Bekri dijo que los separatistas, terroristas y extremistas religiosos han renovado sus esfuerzos en los últimos años para sabotear la prosperidad y estabilidad de Xinjiang mediante una serie de incidentes terroristas.
Afirmó que éstos fueron alimentados por el extremismo religioso y que sus actos terroristas fueron posibles aprovechándose de la fe del pueblo.
El presidente regional describió el extremismo religioso como un "tumor" que amenaza la región.
También citó el ataque del mes pasado en la ciudad suroccidental de Kunming, donde asaltantes armados con cuchillos mataron a 29 personas e hirieron a otras 143 en una estación de tren. Las pruebas atribuyen la autoría del crimen a los terroristas de Xinjiang.
La brutalidad del ataque contra los ciudadanos reveló su naturaleza inhumana, señaló Nur Bekri.
El funcionario continuó diciendo que el extremismo religioso había engañado a la gente, especialmente a los jóvenes, conduciéndolos al terrorismo, y que los engañados se habían convertido en piezas de ajedrez en un complot político.
Con el fin de incitar al fanatismo y controlar a los creyentes, los extremistas religiosos han distorsionado descaradamente las enseñanzas religiosas, creando herejías como "los mártires yihadistas van al cielo", "matar a un pagano vale más de diez años de piedad", y "uno obtiene lo que quiere en el cielo".
Los extremistas utilizan estas herejías para confundir a los creyentes, llevándoles a creer en la "jihad" o guerra santa, una forma de ataques terroristas suicidas u otros actos de violencia perpetrados en nombre de una fe, de acuerdo con el artículo.
Nur Bekri indicó que los extremistas intentan enfrentar a los creyentes contra los "paganos", vilipendiando a los no creyentes y a los no practicantes con insultos como "traidores" y "escoria".
También abogan por "la religión por encima de todo", y una sociedad pan-islámica, y prohíben a los creyentes ver la televisión, escuchar la radio, leer periódicos o incluso "reírse o llorar en las bodas o durante los funerales", detalló el funcionario. También obligan a los hombres a dejarse barba y a las mujeres a llevar el burka, agregó.
Nur Bekri también afirmó en el artículo que los extremistas habían exigido que no sólo los alimentos, sino también las medicinas, cosméticos y ropa sean halal, promoviendo la idea de que las viviendas subsidiadas por el gobierno o los artículos de uso cotidiano producidos en otros lugares no son halal.
Aquellos que usan el extremismo religioso pretenden hacer fuerza contra el gobierno y crear el caos social a través de atentados terroristas con la esperanza de provocar una escisión en el país, analizó.
Nur Bekri se comprometió a erradicar el extremismo religioso, y pidió a los funcionarios, particularmente a los pertenecientes a minorías étnicas, que hagan frente a las mentiras de los extremistas y llamó a los integrantes de todas las etnias a distinguir las actividades religiosas normales de los actos extremistas.