Por Ming Jinwei
BEIJING, 7 mar (Xinhua) -- Por un breve momento, los líderes occidentales se habrán podido parar a felicitarse por sus "logros" en Ucrania.
Con su apoyo, los manifestantes de la oposición ucraniana han conseguido derrocar al gobierno pro Rusia, quitando del poder a un presidente que odian y asestando un duro golpe al Kremlin.
Puede que los países de Occidente consiguieran una gran victoria en la última ronda de lucha geopolítica, pero las cosas han cambiado.
Poco después, Rusia reaccionó. Ahora, con el personal del ejército ruso desplegado en el este de Ucrania para proteger los intereses legítimos de las regiones pro Rusia que piden la secesión de Kiev, Ucrania está al borde de desintegrarse y entrar en un completo caos.
La estrategia de Occidente para instalar un gobierno ucraniano democrático y pro Occidente, no ha obtenido resultados. Por el contrario, han creado un problema que no tienen ni la capacidad ni la sabiduría para resolver.
El desafortunado plan tenía fallos desde el principio. Para empezar, estaban destinados a que les saliera el tiro por la culata, desde que, con la pretensión de apoyar la democracia, interfirieron en los asuntos domésticos de Ucrania, involucrándose en una mediación parcial.
Segundo, han subestimado la voluntad de Rusia de proteger sus intereses en Ucrania. Rusia podrá haber perdido el interés en competir con Occidente por la primacía global, pero cuando se trata de deshacer un enredo tramado por Occidente en el patio trasero de su país, los líderes rusos han demostrado su credibilidad y astucia en planear y ejecutar medidas efectivas.
Por último, los líderes occidentales se engañaban a sí mismos cuando creyeron que con una autoridad moral mellada y unos cofres financieros menguantes, todavía pueden llevar a cabo una tarea como la consolidación nacional.
Lamentablemente, Ucrania y su pueblo se han convertido en la mayor víctima de este crudo proceso.
El pueblo ucraniano no ha logrado ni la democracia ni la prosperidad que Occidente había prometido, y han acabado con un país sumido en la confusión política y la depresión económica.
A Occidente esto también le convierte en perdedor, ya que el fracaso en Ucrania erosionará, sin duda, su credibilidad.
El resto del mundo, una vez más, ve otro gran país destrozando debido a un Occidente torpe y egoísta que alardea demasiado de ideas altivas, pero siempre acaba falto de soluciones prácticas.
Sin embargo, el mundo no necesita más pesimismo. A la partida en Ucrania le queda mucho por delante. La comunidad internacional todavía tiene la oportunidad de salvar al país trabajando de manera conjunta.
Las principales potencias deben dejar su animosidad a un lado y comenzar a trabajar para alcanzar un compromiso. Los ucranianos deben abandonar su enfrentamiento político y trabajar para reestablecer la ley y el orden en su país lo antes posible.
Después de todo, una Ucrania independiente, completa y estable sirve mejor a los intereses de todos.
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