Por Luo Jun y Zheng Kaijun
BEIJING, 24 dic (Xinhua) -- Resulta injustificado, y mucho más inútil, que algunos funcionarios estadounidenses se dediquen a crear un coco China para deshacerse de su propia mala sensación sobre el revelado escándalo de espionaje de su país.
La pasada semana, el congresista Mike Rogers manifestó a miembros del Parlamento Europeo en Bruselas que si la Unión Europea (UE) continuaba "inmersa" en el debate sobre el espionaje estadounidense a ciudadanos e instituciones europeos, esto podría "ayudar a China a espiar a compañías europeas y estadounidenses".
Al asegurar que el espionaje ciberespacial chino ya ha costado a la economía de EEUU 400 mil millones de dólares, el congresista llamó a formar un "frente unido contra el espionaje industrial de China".
Las declaraciones fueron inmediatamente tachadas de "ridículas" por la Misión China ante la UE, que expresó "ciertas partes deben resolver sus problemas apropiadamente, en lugar de intentar desviar las preocupaciones de la comunidad internacional a través de acusaciones poco profesionales e irresponsables".
En lugar de transmitir una sincera "disculpa", Washington encontró la lucha contra el terrorismo como una excusa para disimular sus prolongadas y habituales actividades de espionaje contra su propio pueblo, ciudadanos extranjeros y hasta líderes internacionales.
Aún peor, para llamar negro a lo blanco, algunos funcionarios estadounidenses no dudaron en arrastrar al fango a China, la segunda mayor economía mundial y un enemigo imaginario de Washington.
Hace poco tiempo, EEUU acusó al ejército chino de espionaje cibernético destinado a "robar información económica y comercial registrada" de países extranjeros, y que la exposición pública no había causado que China "cambiara su actitud".
La acusación sin fundamento fue rechazada por Beijing, que es en realidad una de las principales víctimas de los ataques cibernéticos y se esfuerza por promover la cooperación internacional con el espíritu de respeto y confianza mutuos para formular el código de conducta ciberespacial bajo el marco de la ONU.
Quienes dan la lata con la retórica anti-China sobre el tema del espionaje ciberespacial parecen también olvidar que Edward Snowden, ex analista de seguridad de EEUU, reveló que las agencias de espionaje estadounidenses habían desarrollada una profunda piratería informática en las redes de computadoras de China, incluidas las de organizaciones gubernamentales, militares, de investigación, educación y comercio.
La autoreflexión, en lugar del autoengaño, es mucho más útil cuando se necesita recuperar la confianza.
Por lo tanto, si EEUU tuviese un verdadero interés por proteger la seguridad en el ciberespacio y de la información en general, debería en primer lugar comportarse y abandonar los trucos aficionados de andarse con rodeos.