BEIJING, 9 ene (Xinhua) -- Japón está contemplando hacer "disparos de advertencia" en caso de detectar aviones chinos de vigilancia sobre las Islas Diaoyu. Esa acción provocadora es peligrosa e irresponsable, y definitivamente elevará la tensión sobre el asunto de las Islas Diaoyu y conducirá a las relaciones entre China y Japón hacia un desastroso abismo.
Esta es la provocación más reciente lanzada por la administración de Shinzo Abe que acaba de tomar posesión para probar la respuesta y la tolerancia de China y de toda la comunidad internacional.
Sobre el asunto de las Islas Diaoyu, Japón cometió el error de intentar desafiar el orden internacional establecido después de la Segunda Guerra Mundial. Ahora, al hablar de "disparos de advertencia" se dirige más aún hacia la dirección equivocada.
Existen otras acciones que ha tomado la administración Abe que dañan severamente la confianza mutua entre Japón y China.
Por ejemplo, ha defendido la revocación de dos declaraciones oficiales emitidas en la década de los 1990, en las que se expresan disculpas a las víctimas de las atrocidades japonesas cometidas en tiempos de guerra.
La Declaración Kono, la cual reconoce el papel del Ejército Imperial japonés para convertir a miles de mujeres capturadas en esclavas sexuales, y la Declaración Murayama Danwa, una disculpa más amplia emitida por el entonces primer ministro Tomiichi Murayama por las atrocidades de guerra, que han sido consideradas como un raro ejemplo de autorreflexión de Tokio.
Japón también ha emprendido reiteradamente acciones provocadoras contra los botes y aeronaves de vigilancia chinos alrededor y sobre las Islas Diaoyu. Además, el viceprimer primer ministro de Japón Taro Aso, en un viaje de alto perfil a Myanmar rindió tributo a los soldados japoneses caídos sepultados allá durante la Segunda Guerra Mundial, en total desacato a los sentimientos de la gente que sufrió amargamente bajo la agresión japonesa.
Sobre todo, Tokio tiene intención de modificar los arreglos internacionales de posguerra y convertir a su Fuerza de Autodefensa en una fuerza militar completa, empezando con un planeado incremento en su presupuesto de defensa para el año fiscal 2013, la primera vez en 11 años.
Un Japón más militarista de línea dura e insensato ha agitado al resto del mundo, en particular a sus vecinos.
Los chinos son gente amante de la paz y el gobierno chino, como siempre, ha seguido una política exterior de buena vecindad.
Las Islas Diaoyu y sus islotes afiliados son territorio inherente de China. Tokio no debe subestimar la determinación del gobierno y pueblo chinos para salvaguardar su soberanía territorial.
La parte japonesa necesita percatarse de la gravedad de la situación actual, frenar su aproximación al borde del precipicio, detener todas las provocaciones y adoptar una actitud responsable, en un intento por conducir a las relaciones bilaterales por el camino correcto.