Bajo la creciente presión de las potencias regionales y mundiales, las partes enfrentadas en Sudán del Sur acordaron enviar sus negociadores a Etiopía para participar el miércoles en las conversaciones de paz dirigidas a poner fin a más de dos semanas de enfrentamientos tribales que han empujado al país a una guerra civil.
Pese a que la situación en el país africano sigue siendo tensa, el mero hecho de que ambas partes hayan aceptado dialogar resulta tranquilizante y representa un rayo de esperanza.
Los enfrentamientos entre la tribu Dinka, a la que pertenece el presidente sursudanés, Salva Kiir Mayardit, y la tribu Nuer, a la que pertenece el líder rebelde Machar, comenzó el 15 de diciembre luego que el mandatario acusara a Machar, quien fue expulsado de su cargo de vicepresidente en julio, de planear un golpe de Estado en su contra.
En la sangría desatada desde entonces han muerto al menos mil personas y más de 121.600 han sido desplazadas, lo que ha provocado una severa crisis humanitaria y amenazado la extremadamente frágil estabilidad regional.
El pueblo sursudanés no ha disfrutado durante mucho de la paz. El país más joven del mundo logró su independencia de Sudán, su vecino del norte, hace apenas dos años, después de décadas de guerra civil.
Con ricos recursos petroleros, la independiente nación de Sudán del Sur se aprovechó de sus recursos naturales y estaba lista para mejorar la vida de sus ciudadanos mediante el desarrollo de las infraestructuras, la educación y el bienestar social.
También buscaba atraer una mayor inversión para la industria petrolera con el propósito de construir nuevas infraestructuras y oleoductos.
Sin embargo, ningún plan de desarrollo puede lograrse sin un ambiente estable y pacífico. Los líderes de las partes enfrentados deberían prestar atención primordial a los intereses nacionales y el bienestar del pueblo.
Como país integrado por varias tribus, Sudán del Sur enfrentará seguramente numerosas diferencias internas. Esto solo resalta la importancia de la comunicación y el diálogo, en tanto el enfrentamiento causa únicamente divisiones y desastres.
Líderes africanos, durante una cumbre de la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD, siglas en inglés) celebrada el viernes en Nairobi, capital de Kenya, pidieron a las partes de Sudán del Sur acabar con la violencia, advirtiendo que el derramamiento de sangre, de continuar, causaría millones de desplazados internamente y refugiados, así como un retroceso del desarrollo regional.
El Consejo de Seguridad de la ONU expresó su profunda preocupación, instando a las dos fuerzas en Sudán del Sur a restaurar la paz en el país.
China apoya la mediación de la IGAD en el conflicto sursudanés y ha pedido a las dos partes rivales en Sudán del Sur responder a la mediación internacional y solucionar sus disputas a través del diálogo.
Se espera realmente que en la conversaciones de Addis Abeba, bajo el auspicio de la IGAD, se logre un acuerdo de alto el fuego duradero y se prepare el camino para una solución pacífica al conflicto sursudanés.