El segundo periodo presidencial de Obama está a punto de comenzar. Al revisar la política exterior durante el primer mandato, algunas opiniones en EEUU sostienen que su gestión en el campo diplomático fue mejor que en los asuntos internos, pues mejoró la imagen internacional del país. Ahora también se espera que durante el segundo mandato siente mayores bases en el ámbito internacional.
Obama entró a la Casa Blanca en un periodo cuando los EEUU estaban profundamente involucrados en la guerra contra el terrorismo y su credibilidad estaba decayendo. Para deshacerse de la carga diplomática que había dejado su predecesor, Obama intentó realizar una transformación en las relaciones internacionales. Como potencia mundial, su política exterior debe ser firme y no puede obviar dos puntos fundamentales: en primer lugar, decirle adiós a la hegemonía se ha convertido en una tendencia general; y en segundo lugar, más halla de la capacidad de uno, siempre hay asuntos fuera del alcance. En comparación con George W. Bush, Obama es más consciente de esto. Entre ellos hay una diferencia en el plano de los conceptos, pero también lo más importante es que es resultado de la realidad.
La primera presidencia de Obama comenzó a marchar desde una política exterior de “corrección”, con un mayor énfasis en combinar el “poder duro” y el “poder blando”, y coordinar más con otras potencias. No obstante, EEUU no ha renunciado en promover sus valores en todo el mundo, sino más bien, mediante su poder de restringir las reglas establecidas desde tiempo del sistema financiero mundial bajo su control, y a través de su atractivo para sus aliados, continúa realizando una especie de inversión de bajo costo para proteger sus mayores intereses estratégicos.
Al observar la política extranjera de Obama en el próximo mandato, hay dos puntos a los que vale la pena prestar atención. En primer lugar, a la hora de ajustar los mecanismos de gobernanza mundial, lidiar con conflictos, promover el equilibrio en Asia y resolver otras problemáticas mundiales, EEUU en gran medida podría controlar sus impulsos, cooperar como un participante en igual nivel que los demás países, e incluso cuando esté preparado podría renunciar a parte de su liderazgo en caso de necesidad. En segundo lugar, ¿podrían los conflictos internos de EEUU puedan hacer que su política exterior se muestre impaciente y actúe sin reflexionar? EEUU es la mayor potencia en la actualidad, tiene una enorme capacidad de resistir golpes en su política exterior, pero también podría llevar al mundo a un estado de estancamiento.