TRIPOLI, 21 nov (Xinhua) -- Los grupos de milicianos libios siguieron retirándose hoy de Trípoli, capital de Libia, en respuesta a la decisión del parlamento de expulsar a todos los grupos armados de la ciudad capital.
El grupo rebelde Fuerza Especial de Disuasión entregó hoy su bastión en el oriente de Trípoli al jefe del estado mayor del ejército de Libia, dijeron funcionarios de seguridad a Xinhua.
El primer ministro libio, Ali Zeidan, asistió a la ceremonia de entrega realizada en el aeropuerto militar de Mitiga y dijo que "la entrega por parte de los rebeldes de su bastión y su equipo es un avance encaminado al establecimiento de un Estado civil".
La Fuerza Especial de Disuasión, acuartelada en el oeste de Trípoli, fue conformada a raíz de los disturbios rebeldes de 2011, principalmente en Trípoli. La unidad estaba dedicada de manera oficial a combatir el crimen y a arrestar a los traficantes de drogas.
Un grupo de milicianos disparó el viernes contra cientos de manifestantes en Trípoli, quienes exigían que los grupos armados dejaran sus bastiones en el sur de Trípoli, lo que dejó 47 muertos y alrededor de 460 lesionados. Luego de eso, el congreso nacional general, el parlamento libio, emitió el sábado la decisión de expulsar a todos los grupos armados de la capital.
En respuesta a la decisión del parlamento libio, numerosos grupos milicianos comenzaron a retirarse de Trípoli.
El domingo por la noche, la brigada Misrata comenzó a retirarse de manera gradual de la capital. Suq Al Juma, la brigada de la zona oriental de Trípoli, entregó el martes sus bases militares en la capital y los consejos locales de las ciudades libias de Gharyan y Jado, ambas en el sudoeste de Trípoli, también anunciaron la retirada de sus rebeldes.
El consejo local de la localidad libia de Zintan anunció hoy su retirada de Trípoli.
El gobierno declaró el estado de excepción en Trípoli con el fin de garantizar una retirada segura de los grupos armados, el cual durará hasta el próximo sábado.
Dos años después del conflicto de 2011, las autoridades libias todavía enfrentan dificultades para controlar a las decenas de milicias armadas que recorren el país. A diario se registran asesinatos y secuestros de oficiales de seguridad y protestas.