Por el corresponsal de Xinhua Shang Jun
BEIJING, 12 feb (Xinhua) -- A pesar de la profunda preocupación de la comunidad internacional, la República Popular Democrática de Corea (RPDC) llevó a cabo su tercera prueba nuclear hoy martes.
Pyongyang anunció que había llevado a cabo la tercera prueba nuclear bajo tierra con el fin de defender su seguridad y soberanía nacionales contra las políticas hostiles de Estados Unidos y para protestar contra una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, respaldada por Washington el mes pasado, en la que se penaliza a la RPDC por el lanzamiento de un cohete el pasado diciembre.
La prueba ha suscitado las condenas de su campamento rival de forma inmediata. Estados Unidos ha calificado la prueba de "muy provocativa", Japón ha dicho que considerará imponer sanciones unilaterales a la RPDC y Corea del Sur ha prometido perseguir todas las medidas para poner freno a las ambiciones nucleares de Pyongyang.
En un nivel superficial, Pyongyang ha violado en repetidas ocasiones las resoluciones de la ONU y ha empleado su programa nuclear como un arma para desafiar a la comunidad mundial, lo cual se ha considerado como imprudente y lamentable.
En realidad, el desafío de la RPDC está profundamente enraizado en su gran sentimiento de inseguridad tras años de confrontación con Corea del Sur, Japón y el muy militarmente superior Estados Unidos.
En los ojos de la RPDC, Washington no ha escatimado esfuerzos para contenerla y ha hecho alarde de su poderío militar una y otra vez al llevar a cabo ejercicios militares conjuntos con Corea del Sur y con Japón en la región.
La última prueba nuclear es, aparentemente, otra manifestación del intento de una RPDC desesperada de mantener a raya las amenazas.
Por otro lado, las tensiones en aumento también han resaltado la importancia de la construcción de confianza y la necesidad de esfuerzos concretos y sinceros de todas las partes para prevenir un deterioro de la situación en la península y sus posibles consecuencias desastrosas.
Por el momento, lo indispensable es que todas las partes relevantes mantengan la calma, actúen con moderación y se adapten a sus respectivas preocupaciones con el fin de gestionar eficazmente la crisis actual.
A largo plazo, el diálogo y las negociaciones, en lugar de la confrontación y las acusaciones, son los modos óptimos para llegar a resolver la crisis nuclear en la Península Coreana.
Las conversaciones a seis bandas, las cuales reúnen a todas las partes interesadas en torno a una misma mesa de negociación, siguen siendo la plataforma más viable para poner fin a las hostilidades.
Ha llegado el momento de que todas las partes involucradas piensen y actúen de manera racional con el fin de crear las condiciones favorables para reanudar las conversaciones a seis bandas, que llevan largo tiempo estancadas, y evitar un enfrentamiento desastroso.