Por Javier Valdivia Olaechea
SAN FRANCISCO DE MACORIS (República Dominicana), 30 mar (Xinhua) -- En la ciudad San Francisco de Macorís, en el norte de República Dominicana, Virgilio de Peña Añil conserva como un invaluable tesoro el linaje oculto de su pasado oriental, heredado por línea materna en un peculiar apellido de voz castellana.
De Peña sabe por tradición oral que su bisabuelo, José Añil, llegó al país en la segunda mitad del siglo XIX en un barco de vapor proveniente de la vecina Cuba, que hombre hábil en el comercio hizo una considerable fortuna, y que se casó con una dama dominicana con la que tuvo solamente dos hijos.
Pero también, que el verdadero nombre de su antepasado no era Añil sino Xi (o Hi), que era oriundo de la lejana y aún ignota China, y que arribó a República Dominicana con otros cinco compatriotas suyos que se cuentan entre los primeros chinos que pisaron suelo dominicano.
"Nietos del viejo Añil no quedan, prácticamente. Quizá dos, y bisnietos y tataranietos unos cien, pero ya muchos de ellos van perdiendo el apellido", comentó De Peña a Xinhua, en su apacible hogar de las afueras de esta localidad situada 135 kilómetros al norte de Santo Domingo, capital de República Dominicana.
La historia de José Añil no es diferente a la de miles de inmigrantes chinos en América Latina, pero en República Dominicana marca el origen de una comunidad que, silenciosamente y con el paso lento de los años, pasó de tener una presencia casi inadvertida a ser un importante referente en diversas áreas del quehacer humano.
Sin embargo, tuvieron que pasar poco más de siglo y medio para que la colonia china encontrase por fin su lugar en esta isla del Caribe, y para que vea crecer --como lo hace ahora-- a su cuarta generación nacida en el país, tan identificada a la cultura dominicana como a la que le legaron esos primeros inmigrantes chinos que se asentaron en suelo dominicano.
"La llegada de chinos al país ocurrió de forma escalonada. Fue durante las cuatro primeras décadas del siglo XX, mientras se vivían los conflictos de la guerra chino-japonesa, cuando se produjo la mayor ola migratoria",dice la historiadora y catedrática dominicana Mu-Kien Adriana Sang Ben.
Sang, en una serie de artículos publicados en la prensa local, explicó los orígenes de la migración china al Caribe, que se concentró primero en Cuba y en República Dominicana, poniendo énfasis en el carácter "esclavista y miserable" de los primeros viajes, organizados desde China para el reemplazo de la mano de obra negra recién liberada.
Aunque algunos historiadores señalan que cientos de chinos llegaron al Caribe (sobre todo a Cuba) a principios del siglo XIX --antes de las grandes olas migratorias--, la experta asegura que es entre la segunda mitad y finales de esa centuria cuando los "culíes", como eran llamados despectivamente los trabajadores orientales (obligados por un contrato laboral de ocho años), empezaron a poblar la región, y lo seguirían haciendo en las siguientes décadas.
Ese fue el caso de Añil, según cuenta su bisnieto Virgilio de Peña, nacido en la misma ciudad donde se asentó su primer antepasado por línea materna.
"La doctora Sang menciona a varios chinos llegados a principios del siglo XX, que fueron troncos de familia en la zona de San Francisco de Macorís. Cita correctamente los apellidos Añil (supuestamente adoptado para reemplazar el Xi o Hi), Sanz (quizá por Sang), Gómez y Victorio",dice De Peña.
Este respetado médico neurólogo y profesor de neuroanatomía, de 60 años, agrega que la tradición los ha considerado originarios de Cantón y que llegaron a través de Cuba. Además, que todos adoptaron nuevos nombres y apellidos como solía ocurrir entonces entre los inmigrantes que arriban a América de diversas partes del mundo.
La peculiar historia de los Añil es confirmada por Sang, quien en sus investigaciones menciona al un grupo de "culíes" traídos desde Cuba al país por el dominicano Gregorio Rivas, y que se habrían diseminado por la provincia Duarte (cuya ciudad principal es San Francisco de Macorís) para formar familias como los Añil, los Sanz, los Victorio, los Antonio, los Amparo y los Gómez.
Sang también dice que --inclusive-- en la Guerra de Restauración de la independencia frente a España, en 1864, las filas patriotas destacaban las hazañas de un famoso combatiente cuyo apelativo, "Pancho El Chino", casi no deja dudas sobre la actuación del posible único oriental en esa conflagración.
Otra experta en la materia, Rosa Ng Báez, actual representante comercial de República Dominicana en la República Popular China, señaló que los primeros chinos y la mayor parte de los integrantes de la actual colonia provienen en su mayoría de Enping, Guangdong, y hablan el dialecto cantonés Enping Hua.
La ciudad de Enping (aún una pequeña aldea a principios del siglo XX) está ubicada en el distrito de Jiangmen, al suroeste de la provincia de Guangdong, cuya capital es Guangzhou, antes conocida como Cantón.
Ng dijo a Xinhua que la mayoría de chinos llegados a territorio dominicano son de la etnia Han, cuya dinastía se remonta a los años 206 AC y 220 DC, y que conforma la gran mayoría étnica en la República Popular China, con el 92%, y en Taiwán, con el 98%.
El abuelo de Ng (voz simplificada del sonido "ung", actualmente convertido en el apellido Wu) llegó a Republica Dominicana en 1923 y regresó a China en 1928. El padre de la diplomática, en cambio, vino al país en 1927 para quedarse y morir aquí en 1978. Los dos eran oriundos de Guangdong.
A esta isla llegó también en 1965 Su King Fung Lion (este último el apellido materno para el registro dominicano), actualmente presidente del Centro de la Colonia China Inc., la entidad que agrupa a las principales asociaciones familiares y empresariales chinas del país.
Fung, ahora convertido en el patriarca del tercer clan chino más numeroso en República Dominicana, dijo a Xinhua que cuando arribó a Santo Domingo había entre 2.000 y 3.000 chinos en el país, donde se dedicó por un tiempo a la siembra de hortalizas y luego diversificó sus negocios.
Aunque muchos están congregados alrededor del Centro de la Colonia China, Fung dice que la organización quiere saber con exactitud cuántos son, dónde están y a qué se dedican los integrantes de esta comunidad cuya mayoría se encuentra dispersa en todo el país.
"Vamos a hacer un censo para tener cifras correctas", comentó Fung a Xinhua.
El censo, que incluirá a personas y negocios, se llevará a cabo a lo largo de este año y según el líder de la colonia china requerirá la búsqueda de datos en la Dirección General de Migración, Pasaportes y el Ministerio de Interior y Policía, entre otros organismos de la administración pública.
Fung estima que deben quedar apenas unos 1.000 chinos de las primeras migraciones, que de los 20.000 a 30.000 chinos viven actualmente en el país, y que componen la comunidad dominico-china de unos 60.000 integrantes (2,5 miembros por cada familia para fines de proyección) si se suma a sus descendientes.
Según Ho, también líder de la colonia, la mayoría de esos inmigrantes(aproximadamente el 93,4%) proviene de Guangdong (antes Cantón), otro 3,5%de Taiwán, 2% de Fujian, 1% de Zhejiang y 0,1% de Beijing y Shangai.
La consulta es la primera que se realiza después de 1960, cuando se registraron apenas 600 ciudadanos chinos. Sin embargo, Fung y otros representantes de la comunidad china consultadas por Xinhua, estiman que en la actualidad la colonia tiene entre 20.000 y 30.000 integrantes (chinos de origen) y hasta 60.000 si se cuentan a los descendientes de los primeros.
Actualmente (a manera de indicador y tomando en cuenta que no todos los inmigrantes chinos están asociados), la familia Ng (Wu) es la más numerosa de toda la colonia china en República Dominicana (entre 8.000 y 10.000 personas), seguida por la familia Joa (Ho/He) (hasta 1.300 integrantes), y la familia Fung, con un millar de personas.
Pero la Encuesta Nacional de Emigrantes ENI-2012, la más reciente de todas, establece que la comunidad china en el país cuenta con sólo 3.643 personas (la quinta más importante), aunque el doble que en los censos nacionales de 1981 y 2002, cuando la colonia apenas varió de 1.193 a 1.192 chinos registrados.
La diferencia entre las cifras oficiales y los de la colonia china se podría deber --como comentó Ng a Xinhua--, a que la mayoría de los chinos que llegaron al país a principios y mitad del siglo pasado ya se han naturalizado como dominicanos.
Fung, el presidente del Centro de la Colonia China, explica que, desde sus inicios, su comunidad fue conocida por administrar restaurantes,lavanderías y pulperías (tiendas de abarrotes) y por la siembra ornamental de hortalizas.
Luego pasaron al manejo de supermercados y de estudios de fotografía, y más tarde de comercios, establecimientos de belleza y lugares de hospedaje.
Muchos de esos establecimientos (36 en total) se encuentran en el Barrio Chino de la capital dominicana, donde el espíritu oriental prevalece en los 50.000 metros cuadrados que ocupa cerca del casco viejo de la ciudad, y donde un mercado de productos esencialmente chinos cobra vida cada domingo.
"Ahí donde hay posibilidad de negocio hay un chino", sentencia Fung.
El censo que la colonia hará este año podrá determinar también la cantidad de negocios chinos y los lugares donde están establecidos, además de su participación en el comercio local y en el intercambio con otros países.
Extraoficialmente se sabe que empresas chinas están entre las 1.600 que participan en las importaciones y/o exportaciones chino-dominicanas hacia la República Popular China, que movió el último año unos 1.400 millones de dólares (deficitario para República Dominicana en unos 400 millones).
Además, entre 1.500 y 2.000 restaurantes chinos de comida rápida, conocidos en el país como "picapollos", aportan con su participación al mercado avícola nacional, que mueve anualmente 730 millones de dólares, de acuerdo con Wilfredo Cabrera, presidente de la Asociación Dominicana de Avicultura (ADA).
En República Dominicana están establecidas al menos diez grandes compañías, entre ellas Huawei y ZTE, dos gigantes de las comunicaciones que abrieron sus oficinas en Santo Domingo en el 2007. Además, destacan las operaciones chinas en el sector minero y los intereses de empresas orientales en la exportación de mariscos de aguas dominicanas.
La República Popular China es la segunda mayor fuente de importaciones de República Dominicana desde el 2009 y el tercer socio comercial de los dominicanos después de Estados Unidos y Haití.
En total, el intercambio comercial con China asciende a los 1.400 millones de dólares (sin contar lo que también viene desde ese país a través del Canal de Panamá o de Estados Unidos), mientras que respecto a la inversión en República Dominicana, la mayoría de las empresas chinas dedicadas al sector son industrias de zonas francas según registros del CEI-RD, que hasta el 2012 alcanzaron la suma de 604.250 millones 600 mil dólares.
República Dominicana y la República Popular China suscribieron en 1997 un acuerdo para formalizar el establecimiento de representaciones comerciales en ambos países, hecho que se concretó recién en el 2012 cuando el gobierno dominicano abrió su oficina en Beijing.
La colonia china también trata de preservar su cultura.
Cada sábado, Wu Yuexian, de 67 años, vigila, atenta y silenciosa, la entrada de la Escuela China de Santo Domingo, donde poco más de un centenar de niños chinos aprende el mandarín que trajeron sus abuelos tres y cuatro generaciones anteriores. La escuela surgió en 1963 y hoy cuenta con seis maestras.
El interés por aprender mandarín se extiende hasta la Universidad Autónoma de Santo Domingo, a cuya Escuela de Idiomas acuden en la actualidad 45 estudiantes y se han graduado 25 desde hace nueve años, según el director del centro de enseñanza, Ramiro Rodríguez.
Ya sea con el mandarín o las pulperías (que derivaron en supermercados)y el "horario corrido" cuya implementación en el país es atribuida a la colonia china, o por sus aportes a la gastronomía como los "chicharrones de pollo" que según Rosa Ng, la representante en Beijing, fueron inventados por un cocinero chino y popularizado en los restaurantes orientales, las tradiciones de esta comunidad han logrado integrarse plenamente a la sociedad dominicana y se han convertido en un referente obligado en el país.
Definitivamente, "la colonia china ha crecido y ha diversificado sus lazos parentales y sociales. Las nuevas generaciones, con sus rostros redondeados, son sólo una evidencia de su ascendencia, pero se han integrado a la sociedad", comenta Sang, la historiadora chino-dominicana.
El rastro de ese conglomerado se remonta hoy exactamente 154 años hasta la llegada de los primeros chinos que llegaron a territorio dominicano, entre ellos el que adoptó el caprichoso nombre de José Añil, entre cuya descendencia hubo hacendados, políticos, legisladores y hombres de ciencia como Virgilio de Peña Añil, su bisnieto que guarda celoso la tradición familiar y el recuerdo de los otros cinco inmigrantes que vinieron al país de la lejana China.
Y en la memoria colectiva, el de otros cientos de miles que a lo largo de la historia cruzaron mar y tierra para afincarse en República Dominicana.
"Como se podrá concluir, no ha habido muchos chinos en el Nordeste(dominicano) pero de ellos podemos estar orgullosos", dice De Peña. "Sus huellas han sido profundas y duraderas".