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Exito del futuro gobierno chileno dependerá del Congreso

Actualizado a las 13/11/2013 - 09:59
SANTIAGO, 12 nov (Xinhua) -- La atención en las elecciones del próximo domingo en Chile está centrada en las presidenciales, donde la opositora Michelle Bachelet tiene una clara ventaja; sin embargo, son las elecciones legislativas donde se juega el verdadero futuro de sus propuestas de gobierno.
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SANTIAGO, 12 nov (Xinhua) -- La atención en las elecciones del próximo domingo en Chile está centrada en las presidenciales, donde la opositora Michelle Bachelet tiene una clara ventaja; sin embargo, son las elecciones legislativas donde se juega el verdadero futuro de sus propuestas de gobierno.

El próximo 17 de noviembre los chilenos votarán para renovar el total de los 120 miembros de la Cámara de Diputados, que están cuatro años en su puesto, y 20 de los 38 senadores, quienes permanecen ocho años en su escaños y que se van renovando alternadamente también cada cuatro años.

Esto implica un cambio total en las fuerzas políticas en el Congreso chileno, y dada las características del sistema político, según los resultados, es ahí en donde está la clave para el éxito del futuro gobierno y la respuesta a las demandas de cambios.

LOS DESEOS DE REFORMA

Desde 2011, Chile ha vivido una serie de movilizaciones sociales que cuestionan el modelo político y económico, las cuales emprendieron los estudiantes universitarios y secundarios y continuaron después las localidades pequeñas que reclaman por el abandono, los funcionarios públicos, los trabajadores y otros sectores.

Esto generó una serie de demandas de reformas que van más allá de lo sectorial e implican cambios del modelo de gobierno, lo cual ha sido respondido por la mayoría de los candidatos presidenciales, en distintos grados de profundidad.

De hecho, la demanda de reforma constitucional se ha tornado cada vez más fuerte, pese la resistencia al interior de los partidos políticos.

El aumento de impuestos a las empresas, el fortalecimiento de la educación y la salud pública, reformas al sistema de pensiones, la disminución del centralismo político y la distribución de los recursos en las regiones son las demandas principales.

En este clima, la oposición espera que los deseos de reforma impulsen una mayor votación para sus filas en las parlamentarias.

LAS TRAMPAS DEL SISTEMA

Con un sistema electoral binominal que tiende a provocar al empate entre las dos principales coaliciones políticas y un altísimo piso en las votaciones en el Congreso para lograr cambiar las Constitución, la ola reformista que ha invadido Chile puede toparse con un gran freno, de acuerdo con los resultados.

Durante los 20 años en que gobernó la coalición de centro-izquierda, la Concertación (1990-2010), tras el fin del régimen militar de Augusto Pinochet, pese a sacar mayorías en las elecciones presidenciales y parlamentarias, su capacidad para efectuar reformas fue mermada por estas reglas constitucionales.

La Constitución de 1980, redactada durante el régimen militar, se concibió para mantener a toda costa la institucionalidad o "darle estabilidad al país", según sus defensores.

Aunque muchas de sus instituciones más polémicas y consideradas antidemocráticas fueron abolidas en las reformas acordadas en 2005, aún quedan dos trabas principales para lograr cambios políticos.

Por un lado está el sistema electoral binominal, que beneficia a los grandes conglomerados, que deben ir en listas, antes que el voto individual del candidato, que en la práctica beneficia a los dos sectores con mayor número de votos.

Esta figura ha provocado que candidatos independientes que sacaron primera mayoría individual en sus distritos no puedan ser electos, pues deben superar además el voto de las dos listas que le sigan.

Además, el sistema tiende a que salgan un candidato por ambas listas, aunque una de ellas obtenga más votos.

Para obtener los dos cupos de cada distrito de diputados o circunscripción senatorial, la lista que salga primera debe doblar a la segunda en cantidad de votos.

Este es el llamado "doblaje" que se logra en regiones determinadas, lo cual ha permitido que no exista un empate real en el Congreso.

La otra barrera es la alta exigencia de las votaciones para lograr cambios en las materias constitucionales en el Congreso.

Esto significa que se necesitan los cuatro séptimos del total de votos a favor, que dado la estructura del Congreso por el sistema electoral es casi inalcanzable sin un acuerdo total entre los distintos bandos.

El mejor ejemplo de estos bloqueos se experimentó en 1993, cuando la derecha sacó apenas por sobre el 25 por ciento de los votos totales, pero estas trabas bloquearon todo intento de cambios políticas para dar por terminada la transición a la democracia.

Pero ahora, con el fin de los senadores designados y una alta probabilidad de que la derecha obtenga una votación aún menor que la de 1993, han aumentado la posibilidad de "doblajes".

RESULTADOS PROBABLES

En lo concreto, la ventaja en las elecciones presidenciales la tiene Bachelet.

Según la encuesta del Centro de Estudios Públicos, la ex mandataria chilena puede obtener 47 por ciento de los votos, mientras que su más cercana contendora, la derechista y oficialista Evelyn Matthei, marca sólo 14 por ciento en la intención de votos.

Si se descuentan los votos nulos y blancos, Bachelet puede triunfar en la primera vuelta electoral el 17 de noviembre.

Si se toma la votación en las presidenciales como una base para las parlamentarias, la situación para la derecha, que no desea cambios políticos ni económicos es aún peor.

La coalición de la "ex Concertación" amplió su base de apoyo al integrar partidos de izquierda, fundamentalmente el Partido Comunista, por lo cual cambió de nombre a "Nueva Mayoría", al apostar por un aumento sustancial de su electorado.

La composición del Senado es de 20 miembros de la ex Concertación, más 18 de derecha, dos de ellos independientes que los apoyan.

En la cámara de diputados la derecha tiene 55 parlamentarios, mientras que la Nueva Mayoría tiene 56.

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