El Premio Nobel de la Paz (1980), Adolfo Pérez Esquivel, negó que el recién elegido Papa Francisco I haya tenido vínculos con la última dictadura cívico-militar activa en Argentina del 24 de marzo de 1976 al 10 de diciembre de 1983, rechazando las denuncias de algunos críticos.
"Hubo obispos que fueron cómplices de la dictadura, pero (Jorge) Bergoglio no", dijo enfáticamente Pérez Esquivel, quien fue víctima de secuestro y tormentos durante aquellos años en los que estuvo al borde de la muerte, cuando casi fue lanzado al Río de la Plata desde un avión en vuelo mientras permanecía desaparecido.
El activista, presidente del Servicio de Paz y Justicia, explicó que "a Bergoglio se le cuestiona porque se dice que no hizo lo necesario para sacar de la prisión a dos sacerdotes, siendo él el superior de la congregación de los Jesuitas", pero aseguró saber "personalmente que muchos obispos pedían a la junta militar la liberación de prisioneros y sacerdotes, y no se les concedía".
"No hay ningún vínculo que lo relacione (al nuevo Papa) con la dictadura", afirmó Adolfo Pérez Esquivel, que rechaza así las reiteradas denuncias que viene realizando hace años, entre otros, el periodista Horacio Verbitsky, presidente del Centro de Estudios legales y Sociales (CELS) y columnista del diario oficialista Página 12.