(SPANISH.CHINA.ORG.CN) – Cambio de estrategia. La lucha contra el narcotráfico y la violencia, una de las losas que más pesó en los seis años de gestión del ex presidente mexicano, Felipe Calderón, tomará un rumbo diferente, marcado por seis líneas de actuación: planeación, prevención, protección y respeto a los derechos humanos, coordinación institucional y evaluación.
Pese a los duros golpes asestados a los cárteles de las drogas por la ofensiva lanzada por Calderón con el empleo del Ejército, el precio pagado por México solo en vidas humanas (entre 60.000 y 90.000) es demasiado alto. La sociedad pide a gritos un giro que le permita salir de esa espiral y el nuevo presidente, Enrique Peña Nieto, acaba de revelar el plan con el que cree recuperará el clima de seguridad que reclama la mayoría de la población.
“Los mexicanos quieren un país seguro y tranquilo”, señaló el mandatario al presentar la política que seguirá su Gobierno, instalado hace apenas 17 días en el poder.
Medios mexicanos destacan la decisión de Peña Nieto de crear una nueva policía, la Gendarmería Nacional, integrada por 10.000 efectivos que se encargarán de proteger los municipios “con una institucionalidad más débil” (bajo el control del crimen organizado).
Los cambios, aunque inmediatos, tomarán su tiempo, por lo que el nuevo Gobierno no contempla por ahora el repliegue hacia los cuarteles de los 50.000 efectivos del ejército desplegados en las ciudades más conflictivas del país, sino hasta que la reestructuración de las fuerzas policiales comience a rendir frutos.
Peña Nieto es consciente de que para que sea la policía y no las fuerzas armadas las que enfrenten al narcotráfico es preciso llevar a cabo una depuración previa de los corruptos y mal pagado cuerpos policiales.
Para la formación de los nuevos agentes y sus mandos, el Gobierno creará la carrera policial y establecerá un mando único entre los gobernadores de los estados, el cual se encargará de “establecer los tiempos límites para reestructurar sus fuerzas estatales”.
La estrategia contempla también la formación de 15 unidades de la policía federal que se dedicarán a combatir el secuestro y la extorsión y la presentación de un nuevo Código Penal que revisará la política carcelaria y la figura del arraigo y sus “excesos”.
“No habrá improvisación”, dijo Peña Nieto, que también prometió depurar y reestructurar el Instituto Nacional de Migración, para acabar con los abusos que sufren los migrantes centroamericanos que atraviesan México con el propósito de llegar a Estados Unidos, y crear un instituto para atender “el caso de personas desaparecidas”.
Previo a la revelación de la estrategia del presidente, el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, oficializó la ruptura con el modelo anterior e hizo un crudo retrato de la violencia en el país, informó El Mundo.
“En contraste con lo mucho que presumió el Gobierno anterior, la captura de capos propició la fragmentación de grupos criminales en detrimento de la seguridad pública”, expresó.
Osorio Chong dijo, que dos veces aumentaron los recursos contra la delincuencia y de la misma forma aumentó la tasa criminal, al grado que entre 2006 y 2012 se registraron diez millones y medio de delitos. “El secuestro en los últimos seis años se incrementó 83 por ciento y la extorsión 40 por ciento”. Además, ocho de cada diez delitos fueron denunciados y de esos el 15 por ciento se resolvieron. Solo el 1por ciento fue castigado”.
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