Una interna juega con una oficial del correccional, en la prisión de mujeres de Pekín, el 5 de marzo. (Foto: Cui Meng, China Daily) |
Fuente: China Daily
Pekín, 19/03/2013(El Pueblo en Línea)- Cárcel de mujeres de Pekín ofrece a las reclusas oportunidad de compras y asesoramiento personal.
Zhang Liying mira la lista de productos que aparecen en la pantalla delante de ella: bocadillos, zumo de naranja, maquillaje, pasta de dientes, champú y jabón.
“Sólo tres pasos y puedo encontrar todo lo que quiero comprar”, dijo mientras miraba los productos en la página web, como un ama de casa en su búsqueda de gangas por internet.
Sin embargo, Zhang no es un ama de casa. Ella es una interna en la cárcel de mujeres de Pekín.
La pantalla táctil está conectada a una red interna y es utilizada por las reclusas para comprar sus productos diarios y algún capricho ocasional.
“Es muy fácil”, dijo Zhang, una mujer de baja estatura, delgada, vestida con un uniforme azul con rayas blancas en los hombros. “Y hay un montón de opciones”, agregó.
Los reclusos pueden gastar hasta 300 yuanes (48) en productos una vez al mes y el importe es mayor para las personas mayores o enfermas. Las compras se hacen con dinero que las mujeres ganan por medio del trabajo penitenciario o por buena conducta.
El sistema funciona como Taobao, el popular sitio de compras por internet de China, pero los productos proceden de la comisaría en lugar de varios vendedores.
“Cuando llegan nuevos detenidos, reciben tres meses de orientación, incluida la capacitación en la forma de operar esta tecnología”, dijo Li Xiaona, a cargo del pabellón de Zhang. “A las mujeres jóvenes y mayores parece que les gusta”, agregó.
“Después de todo”, dijo, “las mujeres presas también tienen que disfrutar de la sensación de ir de compras. Está en la naturaleza de la mujer”, sentenció.
Permanecer en contacto
La cárcel de mujeres de Pekín, en el sur del distrito de Daxing, fue inaugurada en 1999 y alberga a unas 1.000 reclusas.
De acuerdo con una declaración previa de las autoridades municipales, la mayoría de las mujeres que terminan aquí han cometido delitos violentos o económicos, o estaban involucradas en el tráfico de drogas.
La instalación fue elegida para probar el proyecto de intranet de alta tecnología en septiembre, y Gan Yonghong, director de gestión de reclusos, dijo que rápidamente se ha convertido en una parte integral del sistema de recompensa y castigo de la prisión.
“La limitación de los gastos en compras depende del rendimiento de un preso”, explicó. “Si un preso se porta bien y se le reduce su pena, su cuenta será acreditada.
“Nosotros no pagamos tanto como el mundo exterior. Después de todo, es una prisión. Es sólo un pago simbólico”, dijo Gan.
La intranet no es sólo para ir de compras. Las mujeres pueden ver medios de comunicación internos para mantenerse al día con temas de actualidad, y pueden compartir comentarios en un microblog interno, no muy diferente de Twitter o Sina Weibo.
Siete presos ejecutan el “Media Center”, que incluye un sitio web, un periódico y un canal de televisión, desde una oficina en el segundo piso del edificio principal.
"Lo que hago es recoger información de los periódicos o revistas proporcionados por los oficiales del correccional y luego escribo historias para nuestro sitio de noticias (de intranet)”, dijo Shen Xiaoxia, una de las siete, sentada junto a su teclado.
La ex funcionaria pública de 38 años de edad está a un mes de terminar su primer año de una condena de seis años por aceptar sobornos. Ella dijo que disfruta de su trabajo en la cárcel, ya que su carrera de postgrado en la universidad fue en el campo de la informática.
“Nos centramos en los temas sociales calientes, como las ‘Dos Asambleas’ del país”, dijo. “Me pagan alrededor de 100 yuanes al mes”, agregó.
Ayuda a la mano
Pero la tecnología no es siempre la respuesta. A veces los internos necesitan de interacción humana. Asesoría psicológica se ofrece en una sala conocida como el Bar Cocoon.
He Miao, de 33 años, quien cumple cadena perpetua por asesinato, dijo que el espacio, que tiene fotos panorámicas en las paredes, cuadros de flores en el suelo y sin barras de hierro en la puerta, es un “refugio” para cuando se siente perturbada.
Wang Ying, de 33 años, también dijo que a menudo visita el “bar” cuando se siente deprimida. Ella tiene un hijo de 7 años de edad, pero su marido se divorció de ella cuando fue enviada a prisión.
Conteniendo las lágrimas, dijo: "Mi ex me dejó cuando vine aquí en el 2008. Nos conocemos desde la infancia.
“Supuse que podía hacerlo, pero nunca pensé que sería tan rápido”, dijo con un suspiro, mientras se ajustaba las gafas de color rosa para ocultar sus lágrimas.
Wang está cumpliendo una pena de 15 años por fraude y dijo que el dolor inicial fue decidir si debía decirle a su hijo dónde estaba en realidad. “La sentencia es larga, no sólo para mí, sino también para mi hijo”, agregó.
Buscó consuelo en el bar Cocoon. “Me gusta estar allí, escuchar algo de música ligera y hablar con las oficiales”, dijo.
La oficial principal Li dijo que en su bloque de celdas hay 65 internas, más de un tercio de las cuales están divorciadas.
“Es difícil para nosotras mediar”, dijo. “Lo que podemos hacer es proporcionar orientación jurídica sobre la distribución de la propiedad y custodia de los hijos, para ayudarles a proteger sus derechos”, agregó.
Para Liu Yan, que cumple cadena perpetua porque malversó 71 millones de yuanes de fondos públicos en 1999, la mayor angustia es el pensamiento que probablemente nunca tendrá hijos.
“Cuando me condenaron, tenía 30 años. Ahora tengo 44. Tal vez sea demasiado tarde para mí ahora”, dijo. “He tratado de reducir mi condena por buen comportamiento, pero me temo que una condena tan larga ha destruido mi sueño de ser madre”, agregó.
China no tiene una política sobre si las internas pueden gozar de la oportunidad de tener un niño, y las reclusas y las oficiales del correccional dijeron que las autoridades deben considerar el problema pronto.
“Todavía quiero tener un hijo cuando esté en libertad”, dijo Liu, quien será puesta en libertad condicional en septiembre después de le acortaran su condena. “Después de todo, soy una mujer”, concluyó.
A excepción de He Miao, todas las internas hablaron a condición de utilizar pseudónimos para ocultar su verdadera identidad.