Kenia culpa a Al-Shabaab por los secuestros de extranjeros y teme que su industria turística y sus negocios sean destruidos si combate a los insurgentes.
Hasta el momento, las explosiones de granadas y minas terrestres son la mayor advertencia para Kenia en el sentido de que los insurgentes están dispuestos a realizar ataques terroristas devastadores en el país luego de la captura de la estratégica ciudad portuaria de Kismayo, la cual servía como centro para recaudar ingresos.
Los ataques, en particular en el norte de Kenia, Nairobi y Mombasa, que aparentemente son bien coordinados debido a que varios suspechosos fueron arrestados, han aumentado el temor entre los kenianos.