La policía brasileña detuvo hoy a 22 personas, entre ellas varios policías, acusadas de formar parte de una mafia que controla varias de las máquinas tragamonedas que operan de forma ilegal en Río de Janeiro, informaron fuentes oficiales.
Según divulgó el Ministerio Público de Río de Janeiro, en la operación se incautaron unas mil máquinas tragamonedas, 59 coches, 500.000 reales (200.000 dólares) en efectivo, además de los dispositivos digitales de identificación biométrica, notas y computadoras.
También se encontraron un revólver y dos pistolas, 134 municiones, tres cargadores y un telescopio para rifle, según la nota.
La operación, bajo el nombre de Peligro Salvaje, pretendía detener a 26 personas sobre las que había un mandato de prisión. Entre los detenidos, hay varios policías militarizados, como un teniente, un capitán, cinco sargentos y dos cabos policiales, además de cuatro explolicías y dos guardias carcelarios.
En la operación participaron unos 400 agentes de policía y del ministerio público, con el apoyo de cien coches y dos helicópteros. Todos ellos están acusados de formar parte de una banda que controla las tragaperras al mando del ya condenado banquero del juego ilegal Fernando Iggnacio.
Las máquinas tragamonedas están prohibidas en Brasil y se convirtieron en una de las actividades más lucrativas de los antiguos "bicheiros", como son conocidos en el país los banqueros del juego de apuestas ilegal del "bicho", varios de los cuales presos y acusados de diferentes crímenes.
Todos los detenidos hoy serán procesadas por los crímenes de asociación para delinquir armada y corrupción activa y pasiva.
Según el Ministerio Público, la organización comandada por Fernando Iggnacio controlaba las máquinas de apuestas en la mayoría de los barrios de la zona oeste de Río de Janeiro.
Según la policía, los detenidos eran los encargados de intimidar con sus armas a las personas que se negaban a pagar las apuestas o que tenían algunas deudas con la organización.