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Capitolio de La Habana, gema de la arquitectura y la restauración en Cuba

Actualizado a las 27/04/2018 - 08:59
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Por Noemí Galbán

LA HABANA, 26 abr (Xinhua) -- Majestuoso en sus casi 90 años, el colosal Capitolio de La Habana luce hoy en día su esplendor de antaño y se erige imponente en uno de los enclaves más concurridos de la capital cubana, al hacer gala de ser no sólo uno de los edificios más emblemáticos de Cuba, sino testigo de importantes acontecimientos.

Inaugurado el 20 de mayo de 1929, luego de sólo tres años y 50 días de construcción, el inmueble fue concebido para acoger las dos cámaras del Congreso que componían en aquellos años el cuerpo legislativo de la nación caribeña.

Tras seis años de minuciosa labor de restauración, el Capitolio rescata en la actualidad la función primigenia para la que fue edificado, al convertirse en sede permanente de la Asamblea Nacional, que hace una semana eligió al nuevo presidente de la isla, Miguel Díaz-Canel.

"Esta es la primera reparación capital que se le hace al edificio desde que abrió. Se le habían hecho algunas intervenciones puntuales, pero capital es la primera, y lo estamos haciendo como lo merece un edificio de este tipo", señaló a Xinhua la jefa de inversiones del Capitolio, Mariela Mulet.

La ingeniera encargada de la ejecución de la obra recordó que al ser declarado Monumento Nacional en 2010, el inmueble fue entregado a la oficina del historiador de la ciudad.

De inmediato se iniciaron entonces los trabajos de rehabilitación, a partir de una millonaria inversión asumida íntegramente por el Estado cubano.

Para ello se convocó a concurso a más de 500 trabajadores calificados pertenecientes a distintas áreas.

Entre ellas al grupo constructor Puerto Carena, cooperativas del sector privado, artistas del Fondo de Bienes Culturales, estudiantes de las escuelas taller de la oficina del historiador que prepara en oficios de restauración y empresas extranjeras especializadas.

Mulet detalló que los primeros pasos estuvieron orientados a estudios históricos para recopilar los proyectos originales, algunos de los cuales nunca aparecieron.

Se vieron obligados por esa razón a evaluar cada una de las instalaciones existentes para saber en qué condiciones se encontraban y poder recuperarlas.

La intención fue evitar que el edificio continuara su deterioro, luego de más de 50 años de acoger a la Academia de Ciencias de Cuba.

Inspirado en el Panteón de París, la Basílica de San Pedro en Roma y el Capitolio en Washington, el edificio tiene su propia identidad, con una longitud superior a los 207 metros.

Su composición arquitectónica y volumétrica se estructuró a partir de un cuerpo central, en el que resalta una escalinata monumental de granito de 36 metros de ancho y 55 peldaños, escoltada por dos esculturas en bronce del artista italiano Angelo Zanelli.

Emplazada a la izquierda se encuentra la escultura que simboliza el trabajo y a la derecha, la que representa la virtud tutelar del pueblo, cada una de 6,5 metros de altura, que soberbias dan la bienvenida a los visitantes.

La jefa de inversiones del Capitolio indicó que han sido reparadas recientemente y sometidas a meticulosa limpieza por la empresa alemana Projektmanager, contratada especialmente para la recuperación de la fachada a partir de novedosas metodologías.

Como primera e inevitable visión tras acceder al inmueble, aparece la enorme Estatua de la República, esculpida en bronce y laminada en oro.

Se encuentra instalada sobre un sólido pedestal de mármol y ónix egipcio, vestida con túnica y caso, que al empuñar lanza y escudo, custodia el Salón de los Pasos Perdidos y el resto del recinto.

Una joven cubana fue la modelo para crear la obra, que con sus casi 20 metros de altura y 49 toneladas de peso, está considerada la tercera mayor del mundo bajo techo, después del Buda de Oro de Nava en Japón y del Abraham Lincoln en Washington.

Más adelante y a sus pies, se encuentra el diamante de 25 quilates, reliquia que perteneció al último zar de Rusia, Nicolás II, y que marca el kilómetro cero de la red de carreteras nacionales construidas a partir de este punto.

Por cuestiones de seguridad, en 1973 se sustituyó una réplica de la joya, para mantener la original aún hoy en día a buen resguardo en la caja de seguridad del Banco Central de Cuba.

Justo encima del valioso brillante está la cúpula con 91,73 metros de altura y que en su momento fue la quinta más alta del mundo, con un diámetro de 32 metros y 16 nervios, entre los que destacan los panales recubiertos con láminas de oro de 22 kilates.

En este punto, el Capitolio se divide en tres partes, en que la parte norte está a la derecha y donde el equipo de restauración concentró sus esfuerzos en una segunda etapa, hasta concluirla en 2016.

En esa parte funcionan las oficinas administrativas y comisiones permanentes de la Asamblea Nacional.

Allí se encuentran también los salones Baire, Bolívar, Baraguá de estilo neoclásico, Yara, Jimaguayú y el Salón Martí de estilo renacimiento italiano.

Estos salones forman el área museográfica expuesta al público desde el 1 de marzo último, tras ser rescatados con el glamour con el que fueron construidos y decorados.

Uno de los lugares más concurridos y solemnes del Capitolio, es la Tumba del Mambí Desconocido.

Se trata de una cripta ubicada en el piso inferior, dedicada a los cubanos que lucharon por la independencia del colonialismo español, símbolo del espíritu libertario de los habitantes de la nación caribeña.

Los trabajos aún por terminar del centro, en específico de la cúpula y del hemiciclo Camilo Cienfuegos, donde sesionará el pleno del parlamento, han limitado la completa instalación del poder legislativo en el Capitolio.

A su vez, la proyectista general de las obras de restauración del Capitolio, Marisol Marrero, expuso a Xinhua que "la tarea más difícil ha sido mantener la exquisitez con la que se construyó este edificio y llevarlo al siglo XXI, con la introducción de todos los sistemas tecnológicos".

Entre estos sistemas de tecnología están "seguridad, climatización y comunicaciones, sin dañar su integridad, sobre todo en su parte decorativa que es bastante delicada".

"Es una buena experiencia profesional, porque hemos tenido que hacer soluciones que nunca habíamos trabajado", comentó.

"Ha sido un reto muy grande desde lo profesional. Es un edificio tan grande que para cualquier persona que pueda trabajar en esta obra debe significar un orgullo por lo que representa, por la magnificencia del edificio y por la experiencia ganada a partir del gran trabajo en equipo", destacó Marrero.

De acuerdo con ambas ingenieras, se espera que dichas labores concluyan en noviembre de 2019, con motivo de la celebración del 500 aniversario de la fundación de la ciudad de La Habana.

Sin estar aún en funcionamiento pleno, el Capitolio es por sí mismo una joya arquitectónica del hemisferio occidental.  

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