BEIJING, 3 abr (Xinhua) -- ¿Qué quiere la Administración Trump? ¿Equilibrar el déficit comercial o proteger la propiedad intelectual?
El presidente de EE.UU. ha mezclado dos problemas cuando firmó el memorándum que podría imponer aranceles a las importaciones de más de 60.000 millones de dólares de China, una decisión adoptada en contra de unas supuestas prácticas "injustas" de propiedad intelectual y transferencia tecnológica.
Si el asunto orbita sobre el déficit comercial, golpear al comercio de alta tecnología no ayudará a revertir la situación. El desequilibrio comercial entre los dos países es estructural, con China exportando más artículos a Estados Unidos mientras que importa más servicios.
Los bienes que han ayudado al superávit comercial de China son principalmente electrodomésticos, teléfonos móviles, productos textiles, ropa y juguetes, con ninguno de ellos conteniendo alta tecnología. Pero estos productos reflejan una relación comercial entrelazada entre los dos países con la globalización como escenario de fondo.
Por ejemplo, es común ver empresas estadounidenses, que buscan menores costes, estableciendo en China plantas de ensamblaje, que posteriormente compran partes y componentes de todo el mundo, incluyendo de Estados Unidos. Por lo tanto, los expertos de ambos países sugieren que lleva a equívoco rastrear el déficit comercial con los datos a primera vista.
Para afrontar el desequilibrio, ambos países deberían llevar a cabo reformas estructurales más que imponer aranceles que dañarán no solo a los negocios estadounidenses, sino también a sus consumidores.
Si la cuestión es sobre la propiedad intelectual, ¿no sería más eficiente hablar, dado que China ha redoblado las medidas para afrontar este asunto y siempre está abierta al diálogo?
Muchos creen que la acusación relacionada con la propiedad intelectual es una excusa más que una preocupación verdadera.
China, la segunda mayor economía del mundo, ha estado luchando para modernizar su estructura industrial mediante la adopción de una estrategia de desarrollo guiada por la innovación.
Ha demostrado al mundo sus capacidades innovadoras con una serie de tecnologías punteras. Ha lanzado su primera nave de carga espacial, realizado una distribución de pares de fotones en una distancia récord, mostrado su primer avión grande de pasajeros de fabricación nacional, el C919.
"Las cuatro grandes invenciones de la China moderna": el tren de alta velocidad, los pagos móviles, las bicicletas de uso compartido y las compras en línea, han demostrado su vitalidad a la hora de aplicar las nuevas tecnologías en la economía.
La Administración Trump, preocupada por la reducción de la diferencia entre los dos países, está preocupada por la innovación china, un motor clave del desarrollo futuro. Las investigaciones y los aranceles son entonces empleados como herramientas para retener las ventajas de las industrias de alta tecnología de EE.UU.
Pero el gobierno de EE.UU. ha pasado por alto los esfuerzos sin precedentes de China para proteger los derechos de propiedad intelectual, un requisito necesario para la innovación sostenible.
China ha sido el líder mundial en solicitudes para las patentes de inventos por séptimo año consecutivo. La parte continental de China poseía alrededor de 1,36 millones de patentes a finales de 2017, de acuerdo con la Oficina Estatal de Propiedad Intelectual.
El gobierno chino desveló en febrero las directrices para mejorar los procedimientos judiciales de derechos de propiedad intelectual, con el objetivo de una mayor eficiencia, una mejor protección de estos derechos y una mayor credibilidad de los juicios.
En 2016, los tribunales chinos gestionaron 152.072 casos vinculados con derechos de propiedad intelectual, un 16,8 por ciento más interanual. Más de 3.700 personas fueron arrestadas y 7.000 procesadas, según el libro blanco de derechos de propiedad intelectual.
Las medidas unilaterales de Estados Unidos solo generarán represalias y harán que China fortalezca su capacidad innovadora.