Las primeras estrellas azules masivas del universo incrustadas en filamentos gaseosos, con el fondo de microondas cósmico apenas visible en los bordes. - NR Fuller, Fundación Nacional de Ciencia
Canberra, Australia, 01/03/2018(El Pueblo en Línea) - Ni radiotelescopios gigantescos ni poderosos observatorios espaciales. Ha sido una pequeña antena de radio del tamaño de una mesa ubicada en una remota región del desierto occidental de Australia la que por primera vez ha conseguido detectar las «huellas dactilares» de las más primitivas estrellas del universo. Estos astros comenzaron a brillar cuando el cosmos tenía 180 millones de años y era aún muy joven (ya ha cumplido 13.800 millones de años, según los datos de la sonda europea Planck). Los investigadores no han podido ver su luz directamente, pero sí su influencia en el gas primordial a partir del oscurecimiento del fondo de microondas cósmico (CMB, por sus siglas en inglés), que no es otra cosa que la radiación del Big Bang, la gran explosión que dio origen a todo, según ABC.
Un equipo de científicos de la Universidad Estatal de Arizona (ASU) y el Instituto Tecnológico de Massachusets (MIT) ha detectado la marca de hidrógeno de esas pioneras estelares. El hallazgo, explican los investigadores en la revista «Nature», supuso un gran desafío técnico, ya que las fuentes de ruido pueden ser mil veces más brillantes que la señal. «Es como estar en medio de un huracán e intentar escuchar el aleteo de un colibrí», asegura Peter Kurczynski, del programa de la Fundación Nacional de Ciencias estadounidense, organismo que apoyó el estudio.
Para encontrar estas huellas dactilares, el equipo utilizó la pequeña antena denominada EDGES, ubicada en el Observatorio de Radioastronomía Murchison (MRO) de la Agencia Nacional de Ciencia de Australia (CSIRO). El instrumento consiste apenas en dos paneles de metal rectangulares montados horizontalmente sobre patas de fibra de vidrio y una malla de metal. Los investigadores midieron el espectro de radio promedio de todas las señales astronómicas recibidas en la mayoría del cielo del hemisferio sur y buscaron pequeños cambios en la potencia en función de la longitud de onda (o frecuencia).