La Misión de Asistencia de Naciones Unidas en Irak (Unami) indicó que la liberación de la ciudad iraquí de Mosul de los terroristas del Estado Islámico (EI) debe ser seguida por un auténtico diálogo que facilite la paz y la estabilidad en ese país de Medio Oriente, indicó hoy un vocero de la ONU.
Con el inicio del combate para la liberación, Unami pidió al pueblo iraquí apoyar a las fuerzas armadas del país e hizo un llamado a evitar cualquier víctima civil, dijo el vocero de la ONU, Stephane Dujarric, en la conferencia de prensa diaria.
"La misión de la ONU indicó que la liberación debe ser seguida de un auténtico diálogo que conduzca a un compromiso histórico entre todos los componentes de la sociedad iraquí a fin de consolidar la victoria y de garantizar la paz sostenible para el futuro", señaló el vocero.
Reportes de las primeras 36 horas de operaciones militares en Irak indican que las actividades militares en el terreno se han realizado en las áreas menos pobladas y no han conducido a desplazamientos inmediatos a gran escala de las personas afectadas, dijo. "Hasta ahora no se ha registrado ningún desplazamiento de civiles significativo".
"Sigue habiendo grave preocupación por la protección de los civiles conforme se intensifican las hostilidades y se acercan a las áreas urbanas densamente pobladas", indicó.
Hasta ahora, las salidas de la ciudad han sido muy limitadas y se anticipa que los desplazamientos se vuelvan más significativos la siguiente semana. Se espera el desplazamiento de alrededor de 200.000 personas en las primeras semanas de la ofensiva.
"En el peor de los casos, podrían resultar desplazadas un millón de personas", indicó.
Las fuerzas de seguridad arrebataron hoy más aldeas de los militantes del EI como parte de una gran ofensiva para liberar la ciudad de Mosul, el último gran bastión del EI en Irak.
Mosul, a cerca de 400 kilómetros al norte de la capital iraquí, ha estado bajo control del EI desde junio de 2014, cuando las fuerzas del gobierno iraquí abandonaron sus armas y huyeron, lo que permitió a los militantes del EI apoderarse de territorios del norte y oeste de Irak.