BEIJING, 8 sep (Xinhua) -- La reciente volatilidad financiera ha ensombrecido la economía china, pero es necesario ver la otra cara de la moneda para tener un panorama completo.
Las autoridades chinas nunca han negado que la segunda mayor economía del mundo enfrenta problemas, no es fácil lograr un crecimiento anual de cerca de 7 por ciento después de tres décadas de rápida expansión.
Es verdad que la competitividad tradicional de China está desvaneciéndose en medio de los crecientes costos de la mano de obra y de las medidas más enérgicas para proteger el medio ambiente, pero algunos analistas occidentales han exagerado las dificultades.
Ellos prevén un aterrizaje forzoso o incluso un colapso de la economía china y su pesimismo se fortalece debido al desplome del mercado bursátil y a la mayor debilidad del yuan, la moneda china.
Sin embargo, los ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales del Grupo de los 20 (G20), que representa a 85 por ciento de la economía mundial, la semana pasada alcanzaron el consenso de que no existen razones para temer una ralentización del crecimiento chino.
Estos importantes estadistas ven un panorama diferente al de los pesimistas porque prestan atención suficiente a las señales tenues de mejora de la economía china.
El sector inmobiliario de China continúa acelerándose este año a pesar de las repetidas caídas de la bolsa desde mediados de junio.
En agosto, los precios de las casas nuevas en 100 ciudades chinas se recuperaron tras 10 meses de descensos. Las ventas también se incrementaron.
Las propiedades tienen un mayor peso que las acciones en el crecimiento económico y la estabilidad financiera porque los bienes raíces son una de las industrias fundamentales de China y son usados ampliamente como garantías para los créditos bancarios.
En agosto, la generación de electricidad llegó a su máximo nivel este año. El transporte de carga por tren se incrementó. La producción y precio del acero empezaron a crecer tras cuatro meses de caída.
China mantiene un impulso en las importaciones de materias primas, con lo que refuta las acusaciones de que la decreciente demanda china ocasionó el desplome en los precios de esos productos. En julio, al menos 21 diferentes materias primas reportaron un crecimiento de más de 20 por ciento en las ventas a China.
Aunque el índice de gerentes de compras (IGC) en agosto cayó a menos de 50, la línea de expansión-contracción, el subíndice de gerentes de compras para la manufactura de alta gama y la producción de artículos de consumo, se ubicaron en 52,2 y 54,6, una muestra de una fuerte vitalidad.
La producción de vehículos que funcionan con energía nueva, trenes bala, dispositivos electrónicos inteligentes y productos fotovoltaicos reportó un fuerte crecimiento, en tanto que la de cemento y de vidrio en placas, sumamente contaminante, cayó de manera sustancial.
Las salas de cine chinas son abarrotadas por los cinéfilos, los restaurantes están llenos de clientes y los atractivos turísticos en el país y en el extranjero están repletos de turistas chinos.
El proveedor de inteligencia de mercado BCA dijo que los viajes a ultramar, los ingresos de taquilla de cines y el comercio electrónico en China están presenciando un "crecimiento explosivo".
Todas estas señales muestran que el país se está transformando con grandes esfuerzos de una economía encabezada por la inversión en una basada en la manufactura de alta gama, consumo y servicios.
China es el país más poblado del mundo y la segunda mayor economía a nivel mundial. Es imposible que el gigante oriental mantenga un crecimiento de dos dígitos.
Pero su potencial de mercado sigue siendo enorme y al país aún le resta un largo camino para lograr la industrialización de alto nivel y la urbanización.
Es necesario evitar engañarse o asustarse por las historias exageradas o los análisis parciales de que China está deslizándose hacia una crisis. Más bien existen señales positivas de que la economía se está volviendo más sana y sostenible.