Por Ding Gang
¿Por qué Washington no logra detener al Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII)?
Pekín, 02/07/2015(El Pueblo en Línea)- Los representantes de los 57 potenciales miembros fundadores del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII) se reunieron este lunes en Pekín para la ceremonia oficial de la rúbrica del convenio constitutivo. Cincuenta de ellos, con su firma, ya avalaron el acuerdo de estructura del BAII.
El nuevo banco simboliza el audaz intento de China de expandir su influencia internacional y desafiar la influencia de Estados Unidos, según criterios de la BBC.
La iniciativa china de crear el BAII ha provocado sendas preocupaciones a los Estados Unidos.
En primer lugar, Estados Unidos teme que el BAII pueda derrocar el actual sistema financiero internacional. Pero... ¿por qué China haría eso?
Gracias a sus propios esfuerzos y la integración con el exterior, China ha alcanzado logros fructíferos en la etapa de desarrollo económico y social iniciada en 1978, momento en que la nación comienza la política de reforma y apertura. Obviamente, China no tiene razón alguna ni motivos ocultos para intentar dinamitar los esquemas del actual comercio internacional y sus sistemas financieros. Al contrario, el desarrollo de China ha traído oportunidades y mejorías para dicho esquema y sistemas.
Un artículo escrito por el analista Philip Stephens y publicado recientemente en el sitio web FT.com, ofreció una contundente respuesta a la ímproba preocupación estadounidense: China no pretende alterar el orden internacional actual, pero con la iniciativa "Un cinturón, una ruta" y la creación del AIIB, sí ha transmitido un claro mensaje: China respeta las reglas existentes y, al mismo tiempo, desarrolla sus propias iniciativas para perfeccionar sus derroteros.
El lanzamiento del BAII pretende mejorar los sistemas existente, ya que el actual orden no cumple a cabalidad las exigencias del desarrollo asiático. Por supuesto, el BAII tendrá sus propias normas y estrategias de crecimiento, pero no busca violar ningún refrendado mecanismo internacional.
De hecho, el miedo al BAII resume el pánico estadounidense al ascenso internacional de China. Las divergencias con respecto al BAII son sólo una mínima parte de cómo reaccionar frente a la fuerte China de hoy, que es -en definitiva- el meollo del asunto.
David Pilling, editor del Financial Times, considera que el progreso humano no puede excluir a los 1,3 miles de millones de cuidadanos chinos. La China actual es el inevitable resultado de potentes motores que logran un gran desarrollo nacional y global. China tiene la responsabilidad de contribuir al desarrollo de Asia y también del resto del mundo.
En segundo lugar, el profundo temor de Estados Unidos se visualiza en un escenario donde como líder mundial no sea capaz de dominar y dictar las reglas de la cooperación multilateral.
"Debemos asegurarnos que Estados Unidos y no China es quien regule el orden económico mundial", hace poco exhortó el presidente Obama.
Estados Unidos no desea proporcionar otras fuentesde ayuda, pero sí pretende seguir dominando el mundo.
Joseph Stiglitz, premio Nobel de economía llegó a señalar que "la tarea de aprender y colaborar
con los demás no resulta fácil para Estados Unidos, acostumbrado a ser el centro de atención mundial.
Estados Unidos debe reflexionar sobre sus fracasos para detener, retrasar o debilitar la materialización del BAII.
El BAII es un coherente resultado del momento histórico que vive el desarrollo asiático y además, es el producto de la evolución de las nuevas relaciones internacionales. También es el inevitable resultado de la cooperación financiera multilateral basada en el principio ganar-ganar.
Schwarzman, CEO y cofundador de Blackstone, cree que el BAII ganará más invirtiendo en infraestructura y ayudando a mejorar
la vida de las personas.
La realidad objetiva del BAII, a pesar de las zancadillas estadounidenses: 57 países junto a China ya han dado el primer paso.