BEIJING, 22 abr (Xinhua) -- Pese a las recientes protestas de Beijing y Seúl, un ministro del gabinete japonés y casi 150 legisladores rindieron homenaje a un santuario de guerra, mostrando su obsesión con el militarismo y agravando las tensiones regionales.
Con la inminente visita del presidente estadounidense, Barack Obama, a Tokio, las repetidas visitas al santuario también están avergonzando a Obama y reflejan la reducida influencia que tiene Washington sobre los políticos de la derecha nipona.
Una respuesta de los vecinos de Japón o Washington sobre la visita al santuario no será una sorpresa para el país nipón. La visita del líder japonés, Shinzo Abe, del año pasado agrió profundamente las relaciones de Japón con sus vecinos asiáticos, y se ganó una bofetada diplomática en la muñeca desde Washington, que dijo que quedó "decepcionado" por la visita.
El santuario, donde se honra a criminales de guerra de clase A de la Segunda Guerra Mundial, es un activo negativo para Japón y ha sido utilizado repetidamente por los políticos de derecha para mostrar su negación histórica y servir a su meta de dirigir su país hacia un camino de la derecha que evoca al militarismo.
La visita al santuario es una provocación a los vecinos de Japón, que fueron víctimas de la agresión del país durante la II Guerra Mundial. El santuario Yasukuni se ha convertido en un factor destructivo en la relación entre Japón y sus vecinos.
En lugar de reflexionar profundamente sobre su punto de vista de la Historia y corregir sus actos, algunos políticos de la derecha japoneses han recurrido a la táctica de doble cara.
Por ejemplo, los políticos no visitaron el santuario en persona para evitar la crítica de Washington y garantizar el éxito de la visita de Obama, pero dedicaron árboles u otras ofrendas al santuario en un intento de calmar a las fuerzas derechistas del país.
Todo el mundo debe permanecer alerta ante algunas tácticas de los políticos japoneses y la futura tendencia del país. No corresponde al interés del país ver a Japón hacia un camino derechista.
Es fundamental para el país nipón afrontar seriamente y reflexionar sobre su historia de agresión militarista, y romper de una forma clara con el militarismo. El primer paso es detener las visitas al santuario, un símbolo de la guerra.