(SPANISH.CHINA.ORG.CN) – La economía mundial ha pasado por una mala racha últimamente. Parecía que ya se había puesto en pie después de la crisis financiera cuando le estalló en la cara la crisis de la deuda soberana de la Eurozona.
La metralla resultante de la explosión de la crisis de la deuda se ha insertado por todo el mundo. La economía china ha sido una de las afortunadas. Se ha escapado relativamente indemne al haberse ocultado tras un mercado financiero bien regulado y una barricada de estímulos económicos. Con un crecimiento del 7% en 2012, China, el mayor país en vías de desarrollo del mundo, ha logrado mantener su crecimiento por encima de la media.
Pero escabullirse relativamente indemne no significa que no se sufriera daños. En la primera mitad del año pasado, la inversión extranjera directa (IED) cayó en picado. Frente al desplome de dos dígitos de la IED en EE. UU. y en la India, China registró una caída del 3% en comparación con el mismo período del año anterior. En 2012 la entrada de IED en China se situó en unos 110 mil millones de dólares.
25 de septiembre de 2012. Ceremonia de entrega del avión N° 100 de Airbus en Tianjin.
Cuando las noticias sobre la caída de la IED en China llegaron a los mercados, la expertocracia se precipitó: dijo que China estaba acabada y su economía había agotado su recorrido, señaló las disputas territoriales en los mares de la China Meridional y de la China Oriental como pruebas de que un cataclismo con todas las letras estaba por llegar.
Todos estos comentarios estaban fuera de tono. Ateniéndose a los hechos económicos, la caída de la IED es un indicio de la interconexión entre China y el mundo. Si el mundo sufre, China se resiente. Sin embargo, los fundamentos de la economía china son fuertes. Según mis investigaciones y estimaciones, el país debería atraer una mayor cantidad de IED en los próximos años.
La política china de crecimiento no ha cambiado. El país ha mantenido las políticas estatales básicas y ha avanzado en la agenda de reforma nacional. Ha abierto, más que nunca, sus puertas al mundo. Durante su desarrollo, China ha construido su propia vía entre los numerosos problemas que han plagado en el pasado a los países en vías de desarrollo. Ha puesto el progreso y la cohesión social en pie de igualdad con el progreso económico.
Todos esos ideales han sido incluidos en un informe publicado durante el XVIII Congreso Nacional del PCCh. Se volvió a insistir en la apertura como la meta para reorganizar totalmente la estructura económica de la nación.
China sigue siendo uno de los principales motores del crecimiento mundial. Su éxito a la hora de desarrollarse ha sido vital para el bienestar de muchos mercados en el mundo. Una investigación publicada por el Centro de Investigación del Desarrollo del Consejo de Estado, donde trabajo, muestra que China ha realizado contribuciones clave para el crecimiento económico mundial en los últimos años: ha suministrado productos manufacturados baratos y de alta calidad a las industrias de EE. UU., Japón y la UE, además de a otros países, y también importa grandes cantidades de materias primas y productos primarios de otros países en desarrollo, lo cual aumenta el nivel de vida de estos últimos.
Tanto en la crisis financiera asiática de 1997 como en la presente perturbación financiera mundial, China ha llevado a cabo, en tiempo oportuno, políticas para expandir la demanda interna del país, la cual ha aumentado el empleo en las industrias orientadas a la exportación de todo el mundo, promoviendo la recuperación económica mundial.
No hay duda alguna de que a China todavía le queda un largo camino por recorrer. Según las estadísticas del Banco Mundial, en 2011 el PIB de China per cápita llegó a los 4.940 dólares, pero si se calcula ateniéndose a la paridad de poder adquisitivo (PPA) llega a los 8.000, lo cual asegura a China un lugar entre los países de ingresos medios. Esto es un gran logro, pero todavía se necesitará un gran esfuerzo por parte de todo el país para alcanzar a las naciones desarrolladas. A medida que la población cada vez se hace más urbana, el enorme potencial de la demanda del país debería impulsar la economía hasta nuevas metas en el futuro.
Las perfeccionadas capacidades de China a la hora de suministrar productos auxiliares usados en industrias de importancia, combinado con el vasto desarrollo de complejos industriales y zonas económicas especiales, permiten a las empresas extranjeras instaladas en China obtener más ingresos. Durante el proceso de apertura, China ha aprendido avanzadas técnicas de tratamiento y producción, además de modernas prácticas de gestión.
Los complejos industriales han sido cruciales para que las industrias chinas mejorasen la cadena de valor. De todos lo que hay en el país, quizá el del delta del río Perla sea el más exitoso. Allí uno encuentra conglomerados de productores de aparatos electrónicos, de partes de automóviles y de productos del día a día del tamaño de una ciudad. Esta zona también alberga numerosos negocios del plástico, de la goma y de materiales de construcción. Las dos fuertes capacidades de la región, la producción y la fabricación, dan calidad, comodidad y rapidez, además de otros beneficios, a las compañías de capital extranjero, reduciendo costes y mejorando la productividad.
En el Libro Blanco de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en China de 2012 se informa de que el 76% de las empresas de capital extranjero encuestadas esperaban un aumento en su facturación en 2012 y de que el 26% auguraban un aumento de entre el 11% y el 20%. La mayoría de las compañías socias consideraban que su tasa de crecimiento sobrepasaría la de China en 2012 (tal y como expresaron en los dos años anteriores). También afirmaron (y quizás sea lo más importante) que están ganando dinero en China. El 39% de los encuestados dieron a conocer que sus márgenes de beneficio en China superaron la media que lograron a nivel mundial en 2011.
Diversas plataformas abiertas y servicios innovadores han sido establecidos en el país con el fin de atraer la inversión extranjera. Los gobiernos locales han incentivado la innovación mediante su trabajo y con el desarrollo de sus políticas. Han creado zonas económicas especiales, zonas de desarrollo económico y tecnológico, parques industriales de alta tecnología, centros turísticos, zonas de cooperación económica cerca de las fronteras, zonas francas, zonas de maquilas, parques logísticos francos, puertos francos, zonas francas globales, zonas de reforma piloto, zonas piloto de apertura y otras muchas formas de incentivo a la inversión. Estas zonas han atraído capitales e inversiones extranjeras y han abierto el camino para que China se abra más y para la búsqueda de nuevas vías de desarrollo.
En cuanto a las estadísticas de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, en inglés), del año 2001 al 2011, el stock de IED per cápita en China estuvo entre el 9% y el 18% de la media mundial. La proporción de IED en relación al PIB fue entre 7,9 y 22,7 puntos porcentuales menos que la media mundial. Estas estadísticas implican que China todavía no ha recibido los niveles de entrada adecuados de IED. Queda un enorme margen para que crezcan.
En los últimos años los costes laborales en China están aumentando, del mismo modo que los costes de los factores de la tierra y de las materias primas. Pero estos aumentos de costes también acontecen en los países vecinos y, de hecho, en todo el globo.
El aumento de los costes puede ser compensado con el uso de nuevas tecnologías, técnicas de gestión modernas y eficaces y economías de escala para aumentar la productividad.
La mayoría de las compañías extranjeras que invierten en China han obtenido ganancias. Las ventajas inigualables del enorme mercado del país, como su alta eficiencia y su habilidad para asignar los recursos allí donde son necesarios, son incentivos clave que atraen a las multinacionales y a otras empresas extranjeras hacia China. Y es improbable que estas bases cambien pronto.