(SPANISH.CHINA.ORG.CN) – Este año fue la primera vez en sus 16 años de vida que Wang Jiahua pasó solo el Festival de la Primavera, luego de que la presión de sus padres, profesores y compañeros de clases le obligaran a abandonar su hogar materno tras descubrir que él era homosexual.
Durante mucho tiempo, la homosexualidad ha sido un tabú en China. Los gay enfrentan la presión, críticas y discriminación de la sociedad, y algunas personas incluso consideran que estos son personas con trastornos mentales. Wang no es una excepción.
Pese al conflicto con su familia y amigos, el joven decidió comprar un boleto de tren para asistir a la reunión familiar de la Fiesta de la Primavera en su hogar materno en la ciudad de Panyu, provincia de Guangdong.
Antes él debía comprar el boleto, pero le robaron su billetera en un café Internet y perdió todo su dinero, más de 3.000 yuanes (483 dólares).
En una fría noche de finales de enero, el chico entró en un refugio del nuevo Pudong en busca de ayuda.
Sin embargo, su padre rechazó recoger a Wang para llevarlo de vuelta a casa después que los miembros del equipo del refugio contactaran con él.
El chico dijo que había descubierto que su orientación sexual era diferente hace algunos años, después de percatarse de la especial atracción que sentía hacia un compañero de clases. Se sintió nervioso y buscó una respuesta en Internet.
Estaba convencido de que era gay y su secreto fue descubierto por sus compañeros de clases y sus padres. “Mi padre no dejó de educarme y persuadirme. Mi madre me regañaba continuamente. Mis compañeros de clase dejaron de hablarme y mis profesores le pidieron a mis padres que me hicieran abandonar la escuela”, recordó Wang, quien es hijo único.
Comenzó a dejar la casa por días hasta que llegó el momento en que la situación se volvió insostenible. Finalmente no pudo soportarlo más.
“Yo no pude soportar la gran presión y tampoco lo entendía”. “Estaba causando dolor y avergonzando a los miembros de mi familia, por lo cual ellos no me querían”.
Wang estaba perdido, pero ya estaba determinado a seguir sus pasos. “Yo había nacido así y no podía cambiar ese hecho. Para bien o para mal, había decidido hacer lo que me dictara el corazón”.
Recuerda que tuvo un novio, pero ellos rompieron su relación.
El joven viajó a Shanghai en octubre pasado y encontró trabajo como camarero en un restaurante local.
En el refugio él permanecía en silencio y no quiso hablar sobre su situación. Pero los trabajadores del lugar aseguraron que era un buen muchacho. Wang es cortés y siempre ayuda a los trabajadores a limpiar las habitaciones y preparar las comidas. Juega un rol de “hermano” entre los niños que se encuentran en el centro, comentaron.
Después que fue trasladado a la Estación de Rescate de Shanghai, Wang tuvo una buena cena en la víspera del Año Nuevo chino. No tenía a su familia a su alrededor, sino a tres personas sin hogar, todos extraños que, como él, no tenían más opción que permanecer en el refugio.
“Extraño mi hogar”, afirmó el joven tristemente.
“Wang es elegante, afable y modesto”, comentó Guo Ju, un trabajador del centro. Guo no comprendía por qué Wang no estudiaba, había dejado su hogar y sus padres lo rechazaban.
Él intentó reiteradamente que Wang le abriera su corazón, pero no lo consiguió. “No es nada raro que un niño desobediente deje su hogar después de discutir con sus padres, pero normalmente estos corren luego a llevar de nuevo su hijo a casa”, reflexionó Guo. Su cuidado y paciencia le permitieron gradualmente ganar la confianza de Wang, que le contó su secreto.
“Yo no quería disgustarle, pero pensé que el tío Guo podría comprenderme”, recordó Wang.
Guo se mantuvo en silencio durante un rato después de escuchar el relato y posteriormente reconoció que para él “podría ser muy difícil aceptar que su hijo es homosexual”.
Le sugirió a Wang que, primero que todo, volviera a la escuela y evitara el conflicto con sus padres. “El amor no debe afectar tu vida normal”, le dijo al chico.
Guo llamó a la sociedad a ser más tolerante. “Esperamos que los padres y profesores sean más comprensivos y cuidadosos con los chicos de este grupo y creen un medioambiente saludable para su normal desarrollo”, precisó.
Wang aseguró que regresará a su casa antes de Festival de las Linternas, el 24 de febrero próximo, con un boleto que le compraron los trabajadores del refugio.
En el futuro quiere trabajar como disc jockey. “Intentaré llevarme bien con mi familia”.