BUENOS AIRES, 12 mar (Xinhua) -- El índice de precios deja al país de la presidenta Cristina Fernández en el rincón de los aplazados, con un 3,7 por ciento de inflación sólo en enero, a distancia sideral de otros países de la región como Chile (0,2 por ciento), Brasil (0,55 por ciento), Colombia (0,49 por ciento) o Uruguay (1,66 por ciento).
En entrevista con Xinhua, el analista Matías Carugati, jefe de Economía de la consultora Management & Fit (M&F), explicó el por qué de la particularidad argentina en la materia, la eventual responsabilidad del sector empresario y lo que cabe esperar en el futuro.
"Más allá del efecto diferencial de ciertos impactos (por ejemplo la subida de los commodities no afecta a todos por igual), la inflación es relativamente más alta en el país que en el resto de la región por cómo se maneja la política económica", afirmó el experto.
"En países como Chile, Perú, Brasil o Uruguay, el banco central se dedica (casi) exclusivamente a combatir la inflación, utilizando para ello diversas herramientas. Asimismo, la política fiscal a veces también se utiliza para moderar la subida de precios. En Argentina, en cambio, las políticas monetaria y fiscal tuvieron un sesgo marcadamente expansivo durante mucho tiempo, alimentando la inflación y desanclando completamente las expectativas", precisó Carugati.
El gobierno argentino prevé difundir la semana que viene el dato de la inflación de febrero, el segundo, luego del 3,7 por ciento de enero, que utiliza una nueva metodología que dejó atrás un mecanismo cuestionado por la oposición, el sector privado e incluso el Fondo Monetario Internacional, que hace poco más de un año emitió una inédita moción de censura contra Argentina por la calidad de sus estadísticas.
En reiteradas ocasiones, funcionarios argentinos han cargado por la inflación contra empresarios, a los que acusan de "inescrupulosos".
Sobre esta cuestión el analista opinó que "en Argentina, el rol del empresario no es tan valorado, y el Gobierno utiliza esta mala imagen para descargar su propia responsabilidad en materia inflacionaria. En efecto, nuestras encuestas revelan que 51% de la sociedad considera igual de responsables al Gobierno como a los empresarios, mientras que otro 20% apunta exclusivamente a los empresarios".
Sin embargo, "el comportamiento empresarial aquí y en todas partes responde a los incentivos (la política económica), más allá de algunas características propias del empresariado nacional. Además, estos son los mismos empresarios que había en los 90 o comienzos incluso de este siglo, cuando no teníamos tanta inflación", comparó.
De cara al futuro, una de las cuestiones que más preocupa a los argentinos son las discusiones salariales de distintos gremios que piden incrementos de por lo menos un 35 por ciento para 2014. A este respecto, el entrevistado señaló que "la inflación venía en una tendencia alcista que se exacerbó con la devaluación de enero", del orden del 22 por ciento.
"Consideramos que, dada la configuración de la política económica, las expectativas y la propia inercia de los precios, la inflación va a seguir escalando en estos meses. Posiblemente, a medida que la recesión se sienta plenamente a mediados de 2014, la inflación se moderará un poco. Pero, de todas formas, esperamos una tasa de inflación más alta en 2014 que el año pasado", advirtió.
La cifra final dependerá de numerosos factores aún en juego: paritarias, política fiscal, emisión de dinero, entre otros, enumeró.
El Gobierno aseguró en enero que la inflación de todo 2013 fue del 10,9 por ciento, mientras que para consultoras y la oposición fue de por lo menos del 28 por ciento.
El oficialismo debe "reconocer que el país registra una inflación excesivamente alta. Luego, articular un plan de estabilización gradual, consistente y creíble, que apunte a bajar la inflación a menos de un dígito en varios años. Ello implica la articulación de las políticas fiscal, monetaria, cambiaria y de ingresos de forma explícita, para que la sociedad tenga una 'hoja de ruta'", pidió Carugati.
Esto ayudaría a tener "certidumbre en torno a la evolución económica y guiaría las expectativas. Sin entrar en detalles técnicos, se necesita un banco central que pueda guiar las expectativas de inflación (como ocurre en otros países de la región) a partir del manejo de herramientas como la tasa de interés y el tipo de cambio. Pero primero, se necesita una recomposición de precios relativos y recuperar espacio fiscal (eliminar el financiamiento monetario del déficit) y márgenes en el frente externo (competitividad, reservas y resultado de cuenta corriente)", concluyó.
Según los datos oficiales de cada país, Argentina tuvo en enero una inflación del 3,7 por ciento; Bolivia del 0,26; Brasil del 0,55; Chile del 0,2; Colombia del 0,49; Ecuador del 0,72; Paraguay del 1,4; Perú del 0,32; Uruguay del 1,66 y Venezuela del 3,3.
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