(SPANISH.CHINA.ORG.CN) – Aseguran los expertos que será en pocos años, en la segunda mitad de esta década, cuando el producto interior bruto de China conseguirá desplazar al de Estados Unidos y el país se convertirá finalmente en la mayor economía del planeta.
Sin embargo, la solvencia con la que el gigante asiático va sorteando la crisis financiera internacional, su papel determinante en medio de este complejo escenario y su creciente influencia global hace que no pocos le consideren ya como la primera potencia económica del mundo.
Así lo asegura la mayoría de los europeos. Según un estudio de Pew Research, el 62 por ciento de los alemanes, el 58 por ciento de los británicos y el 57 por ciento de los españoles y los franceses ven ya una China económicamente más fuerte que Estados Unidos y solo un 13 por ciento, 26 por ciento, 28 por ciento y 29 por ciento de los ciudadanos de los mismos países tiene una percepción contrario.
Más equilibrada es la estimación de los estadounidenses, un 40 por ciento de los cuales cree que su país sigue siendo el más fuerte desde el punto de vista económico, mientras un 41 por ciento opina que es China.
Ni siquiera los chinos se valoraron tan alto, pues la investigación reveló que el 29 por ciento de ellos están convencidos de que son la primera potencia y un 48 por ciento asegura que sigue siendo Estados Unidos.
El pulso, según el diario español ABC, ha dado lugar en Estados Unidos a abundante bibliografía sobre el declive americano y la competencia con China, que en ocasiones llega a extremos de paranoia. “A medida que la competición económica y geopolítica crece entre EE. UU. y China, americanos y chinos han endurecido su visión hacia el otro”, concluye Pew.
Así, en los dos últimos años el número de chinos que ven a EE. UU. como país hostil se ha triplicado (del 8 por ciento al 26 por ciento), mientras que casi se ha reducido a la mitad los que le atribuyen una actitud cooperación (del 68 por ciento al 39 por ciento).
Por su parte, el 68 por ciento de los estadounidenses cree que China no merece confianza, frente al 26 por ciento que se la otorga.