ISLAMABAD, 17 mar (Xinhua)-- Pese a una declaración unilateral de cese al fuego por el Talibán paquistaní el uno de marzo, no cesan los ataques terroristas en Pakistán.
Estos ataques terroristas han renovado las preocupaciones sobre el futuro del diálogo de paz entre el Talibán y el gobierno del primer ministro Nawaz Sharif.
Sólo dos días después de que fuera anunciado el cese al fuego, milicianos atacaron a jueces y legisladores en instalaciones judiciales fuertemente custodiadas en la capital paquistaní de Islamabad.
Pakistán registró un día sangriento el viernes cuando dos ataques con bombas contra fuerzas de seguridad costaron al menos 20 vidas y dejaron más de 60 heridos.
La mayoría de las víctimas en los sangrientos atentados en la suroccidental Quetta y cerca del distrito noroccidental de Peshawar fueron civiles.
Pequeños grupos conocidos como "Ahrar-ul-Hind" reivindicaron la responsabilidad de ambos ataques. No obstante, analistas pusieron en duda la reivindicación de estos certeros grupos con el Talibán. Los mismos grupos asumieron la responsabilidad del ataque a la corte de Islamabad.
Aunque el Talibán negó cualquier vínculo con los recientes ataques, el estilo del ataque del 3 de marzo fue parecido a todas las incursiones antes reivindicadas por el Talibán.
El Talibán enfrenta ahora una creciente presión para que emita una condena pública de estos ataques y coopere con el gobierno a fin de identificar a los elementos que están saboteando el diálogo.
Pero Shahidullah Shahid, vocero del Talibán, ha rechazado los llamados para que apoye en determinar quién podría estar detrás de los ataques terroristas pese a la declaración de un cese al fuego. Dijo que no es responsabilidad del Talibán investigar estos ataques.
El mes pasado, el grupo "Ahrar-ul-Hind" envió una serie de correos electrónicos a medios noticiosos y periodistas que en forma rutinaria reciben declaraciones de los Talibanes.
Los medios ignoraron a este misterioso grupo debido a que el remitente de los correos se negó a responder preguntas sobre su identidad y la de su líder.
En su primer correo electrónico a medios el 14 de febrero, el grupo dijo que se oponía a las conversaciones de paz y prometió proseguir los ataques. El correo incluía la fotografía del ex jefe Talibán, Hakimullah Mehsud, quien fue ultimado por una incursión estadunidense con drones en noviembre último.
El grupo recibió amplia cobertura mediática cuando un hombre quien se presentó así mismo como Asad Mansoor y vocero de "Ahrar-ul-Hind" llamó a medios periodísticos locales e internacionales en Pakistán para reivindicar la responsabilidad de los ataques a la corte de Islamabad que dejó 11 personas muertas, entre ellos un juez y cinco abogados.
Una joven abogada, quien había completado su educación universitaria en la Gran Bretaña y regresó al país apenas unas semanas antes para comenzar su ejercicio profesional en Pakistán, fue una de las víctimas en el ataque a la corte.
Otro grupo menos conocido, "Ansar-ul-Mujahideen", también reclamó la responsabilidad de algunos ataques durante el cese al fuego de los talibanes, incluyendo el asesinato esta semana de dos oficiales de la policía, que estaban escoltando a un equipo de vacunación de polio en el distrito Dera Ismail Khan.
Este es un nuevo grupo disidente Talibán formado por partidarios de línea dura en la región tribal de North Waziristan.
Corresponsales en la región dijeron que los miembros del grupo son predominantemente de la facción Talibán que encabeza Hafiz Gul Bahadar, quien tenía un acuerdo de paz con el Ejército, pero los militantes de línea dura se dividieron y formaron "Ansar-ul-Mujahideen".
El nuevo grupo perpetró varios ataques en North Waziristan, los más recientes de los cuales fueron cometidos el mes pasado. Los ataques alentaron al gobierno a activar una serie de incursiones aéreas masivas en Waziristan.
El grupo no ha revelado el nombre de su líder, pero su único vocero, Abu Baseer, en forma ruinaria reivindicó la responsabilidad de los ataques a fuerzas de seguridad en North Waziristan y algunos puntos del noroccidente.
La proliferación de nuevos grupos milicianos en Pakistán en los últimos meses ha planteado preocupaciones y visto como un nuevo reto para el país sometido a un enorme sufrimiento por la violencia extremista.
Los ataques de esos grupos representan un grave amenaza para los procesos de diálogo en curso que entrarán en una fase decisiva en los próximos días.
En tanto el gobierno está dispuesto a entrar en un diálogo directo con el Talibán, el principal grupo Talibán "Tehrik-e-Taliban Pakistan" tendrá que investigar quién dentro de las filas del Talibán está inclinado a sabotear el diálogo de paz.
El primer ministro Sharif y sus principales consejeros de seguridad han puesto en claro que el proceso de diálogo en curso es la última oportunidad para el Talibán y el gobierno de hacer la paz a fin de permitir que el país pueda avanzar.