La administración Obama condenó hoy con energía declaraciones contrarias a los judíos realizadas por el presidente de Egipto Mohamed Morsi hace cerca de tres años y lo exhortó a expresar con claridad su respeto a las personas de todos los credos.
El vocero de la Casa Blanca Jay Carney y la vocera del Departamento de Estado, Victoria Nuland, describieron las declaraciones como "profundamente ofensivas".
"Rechazamos por completo estas declaraciones al igual que todo lenguaje que apoye el odio religioso", dijo Carney en la conferencia de prensa regular.
"Este tipo de discurso ha sido aceptable en la región durante demasiado tiempo y va en contra del objetivo de la paz", agregó. "El presidente Morsi debe dejar en claro que respeta a la gente de todos los credos y que este tipo de retórica no es aceptable ni productivo en un Egipto democrático".
El New York Times informó hoy que, en un discurso pronunciado hace cerca de tres años, Morsi, en ese entonces un líder de la Hermandad Musulmana, exhortó a los egipcios a "a amamantar a nuestros hijos y nuestros nietos con el odio" hacia los judíos y los sionistas.
En una entrevista para la televisión realizada meses después, Morsi describió a los sionistas como "estas sanguijuelas que atacan a los palestinos, estos belicistas, descendientes de simios y cerdos", señaló el diario.
"Esto va en contra de los objetivos de paz y queremos ver que el presidente Morsi deje completamente claro para su propio pueblo, para la comunidad internacional, que respeta a la gente de todos los credos", dijo Nuland a los reporteros en el Departamento de Estado y señaló que Washington ha planteado su inquietud ante el gobierno egipcio.
Tanto Carney como Nuland hablaron de la disposición de Morsi de trabajar con Estados Unidos e Israel en "objetivos compartidos", incluyendo su ayuda para lograr un cese al fuego en Gaza en noviembre entre Israel y militantes palestinos.
También elogiaron el compromiso del presidente con el tratado de paz de Egipto con Israel, "tanto de palabra como en los hechos" y lo describió como "esencial" para mantener los lazos EEUU-Egipto y la estabilidad de la región.