Un migrante africano cuya casa fue atacada con bombas incendiarias hace seis meses fue expulsado de Israel y devuelto a su país natal, Nigeria, informó hoy el periódico Jerusalem Post.
Hace seis meses, la casa de Austin y Blessing Akachukenu en el sur de Tel Aviv, la cual también era utilizada como guardería infantil, fue atacada con bombas incendiarias en medio de una ola de actos violentos en contra de migrantes africanos en mayo pasado.
De acuerdo con Blessing, su esposo realizó numerosos intentos para quedarse en Israel y se reunió con funcionarios del Ministerio del Interior para solicitar una nueva visa de trabajo que expiró hace algunos meses, pero no tuvo éxito. Akachukenu fue arrestado al acudir a la renovación de su visa.
Akachukenu fue deportado el miércoles. Su esposa y dos hijos aún están en Israel.
Blessing dijo que su esposo estaba a punto de ser sometido a una cirugía ocular en Israel para tratar un ojo que le fue arrancado en Nigeria antes de ir a vivir a Israel hace tres años.
El principal sospechoso del ataque con bombas incendiarias, un residente del barrio de Shapira, donde se ubica el departamento, actualmente está libre bajo fianza.
En mayo de 2011, el ministro del Interior, Eli Yishai, concibió un plan para expulsar a decenas de miles de migrantes africanos, en particular a los provenientes de Sudán del Sur y Eritrea.
Como parte del plan, Israel eliminó el estatus de protección para refugiados luego de que Sudán del Sur declaró su independencia en julio de 2011.
Tras desalojar a cerca de 2.000 migrantes y enviarlos de regreso a Sudán del Sur, Yishai anunció a finales de agosto que Israel arrestaría a migrantes ilegales a partir del 15 de octubre, lo cual fue condenado por la Oficina del Fiscal de Estado a finales de octubre.
Sin embargo, Yishai, quien afirma que los migrantes son una carga financiera y una "amenaza al carácter sionista de Israel", prometió que "continuará haciendo lo correcto para el pueblo israelí, no para el pueblo africano", y señaló trabaja para encarcelar a migrantes africanos en un centro de detención recién construido en el desierto del Néguev en el sur.
Se han registrado decenas de ataques contra migrantes en los últimos mess, junto con protestas para pedir su expulsión.
Decenas de israelíes, en su mayoría residentes de barrios pobres y descuidados que son habitados principalmente por migrantes africanos, culpan a los africanos por el aumento de los crímenes.
Sin embargo, un informe del centro de investigación del Knesset (parlamento) de 2010 mostró que de 230.032 casos de violencia registrados en la policía el año pasado, sólo 326 fueron atribuidos a migrantes africanos.
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