QUITO, 28 dic (Xinhua) -- El presidente de Ecuador, Rafael Correa, advirtió hoy que no caerá en la "trampa de la extrema derecha colombiana" que quiere destruir el proceso de paz que lleva a cabo el Gobierno colombiano con integrantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y las "excelentes" relaciones bilaterales con Ecuador.
Correa lanzó su advertencia en el contexto de la reciente publicación (22 de diciembre) del diario estadounidense The Washington Post sobre la participación de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos en un bombardeo del ejército colombiano contra un campamento de las FARC en Ecuador en marzo de 2008.
Según el rotativo, la colaboración de la CIA se dio a través de un programa secreto con "presupuesto multimillonario" para ayudar a Colombia a eliminar a líderes de la organización opositora, que incluía la entrega de armas.
Además, publicó que Washington proporcionó a Colombia equipo de sistemas de posicionamiento global (GPS), que puede ser usado para transformar municiones normales en "bombas inteligentes" capaces alcanzar con exactitud objetivos específicos.
En el ataque ocurrido en la localidad de Angostura, en la provincia fronteriza ecuatoriana de Sucumbíos, murieron el entonces portavoz internacional y número dos de las FARC, "Raúl Reyes", y otras 25 personas, entre ellas cuatro estudiantes universitarios mexicanos y un ecuatoriano.
Correa insistió en que hay que tener cuidado con estas revelaciones, porque "era un secreto a voces que la CIA había ayudado a (Alvaro) Uribe (ex presidente colombiano) para dar esa puñalada por la espalda a Ecuador".
Dijo que ahora se revela esta información "en vísperas de las elecciones presidenciales de Colombia (en mayo de 2014) y cuando se están realizando las negociaciones de paz con las FARC. Ya no soy tan ingenuo, ya no creo en casualidades".
De acuerdo con la publicación estadounidense, la operación se produjo durante el Gobierno colombiano de Alvaro Uribe, al que el propio Correa calificó de "traidor", ya que la operación se ejecutó sin previo aviso y sin autorización del Gobierno ecuatoriano, lo que Correa consideró como una violación a su territorio.
Rafael Correa aseveró que las revelaciones del diario estadounidense, más otros hechos recientes en su país como la injerencia del embajador de Estados Unidos en Quito, Adam Namm, en asuntos internos, le hacen presumir que todo responde a una estrategia. "Nadie me va a quitar a mí la impresión de que ésto es una jugarreta de la extrema derecha colombiana y norteamericana", apuntó.
"Esta es una jugarreta de la ultraderecha de Colombia para boicotear el proceso de paz y las excelentes relaciones entre ambos países, porque la extrema derecha quiere la guerra, no quiere la paz", insistió.
Asimismo, el presidente ecuatoriano dijo que Quito espera explicaciones de Washington sobre la participación de la CIA en el bombardeo.
"Entendamos la gravedad del asunto", señaló Correa e indicó que la víspera el canciller Ricardo Patiño llamó al embajador estadounidense para "pedir explicaciones".
"Dependiendo de las explicaciones daremos las respuestas correspondientes, pero hay que estar muy atentos", sostuvo Correa al rechazar la injerencia de Washington.
"Quiero mucho al pueblo norteamericano, pero en política exterior es terrible. En política exterior se creen con derecho a intervenir en países no respetando el derecho internacional", agregó.