Pese a la baja de su jugador estrella, el delantero Mario Balotelli, y con el cerebro del equipo, Andrea Pirlo, disminuido por algunos problemas físicos, el técnico italiano Cesare Prandelli optó por poblar el medio del campo de la "Azurra" y dejar en punta sólo a Alberto Gilardino.
La superioridad italiana en el centro del campo ahogó a España, que se mostró muy necesitada de la creatividad de Xavi Hernández y de Andrés Iniesta.
Pedro Rodríguez, a los pocos segundos de empezar el partido, tuvo una clara ocasión de gol al conseguir un remate que salió apenas por un costado, aunque fue sólo un espejismo.