La mayoría de las personas que perdieron sus casas en el terremoto se han mudado a nuevas viviendas. Las instalaciones públicas, entre ellas una plaza construida en memoria del rey tibetano Gesar, han sido renovadas, y los servicios educativos y sanitarios se han restablecido.
El premier también visitó el nuevo salón de los manuscritos y la residencia de los monjes del Monasterio de Damkar, un complejo de más de 800 años de antigüedad que resultó gravemente dañado por el terremoto.