El supuesto "fin del mundo" será un día común para los Mayas, todos se levantarán e irán a trabajar, unos al campo, otros para atender a decenas de miles de turistas que llegaron hasta aquí asumiendo el "Apocalipsis" como una oportunidad de cargarse de energía para un mejor futuro.
La población indígena maya que habita esta región en el sureste de México, que suman casi un millón de personas, vive la vida rural, los que no se dedican al comercio y al turismo, cultivan la tierra y crían a sus animales.
Viven en casas ovaladas de adobe, con estructura de madera, techo de paja y por la tarde salen de ellas, acomodan sus sillas en el exterior para ver la bajada del sol mientras toman bocanadas de brisa fresca, los niños juegan y los viejos platican, se olvidan de las altas temperaturas.
"El supuesto 'fin del mundo' será un día común y corriente para los mayas, mi familia hará lo que hace todos los días, no es nada especial", dijo a Xinhua Diego Tzul, un guía de turistas en la zona arqueológica de Chichén Itzá, una de las principales ciudades mayas.
Las especulaciones sobre el supuesto "fin del mundo" surgieron de algunas personas que han interpretado el fin de la Cuenta Larga del calendario maya de más de 5.125 años, como un cataclismo que acabaría con la vida en el planeta, calculada para el 21 de diciembre.
Especialistas en la cultura maya han desmentido esta teoría. Los arqueólogos y epigrafistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), consultados por Xinhua en la zona arqueológica de Chichén Itzá, negaron la fantasía de que los mayas hayan hecho profecías de un cataclismo.
Y explicaron que los mayas "comunes", incluso desde el apogeo de esa cultura, entre el 300 y el 600 d.C, probablemente nunca han usado la Cuenta Larga del calendario maya.
La Cuenta Larga, dijeron, estaba reservada para los sacerdotes y astrónomos. El maya común medía el tiempo de acuerdo a las cosechas.
"No podemos decir que los mayas hacían predicciones, seguían secuencias de tiempo, lo que plasmaron en su calendario fueron patrones del tiempo; no eran predicciones, eran estadísticas", matizó el mismo Diego Tzul, quien en el dialecto maya significa caballero.
En un recorrido por los estados de Quintana Roo y Yucatán, uno puede sentir un clima de optimismo ante el nuevo solsticio de invierno, que coincide con la fecha del 21 de diciembre.
"Nuestra visión del mundo no admite un punto final, como dicen, lo que se desintegra reaparece de otro modo, nada se pierde", dijo a Xinhua la chamana Guadalupe Chay.
"Y si hay un día que acabe el mundo, ese día no lo vamos a saber", añadió Chay, la de la cabellera abundante, según describe el jeroglífico maya que le da el nombre.
Y mientras la vida de los mayas, será el trabajo de todos los días, el turismo ha sido el más beneficiado con la fantasía del "fin del mundo".
El gobernador de Yucatán, Rolando Zapata, afirmó este jueves que en esta entidad se registra una afluencia turística "por encima de lo normal" para las vacaciones navideñas y que los hoteles registran sus capacidad al cien por ciento.
"También tenemos datos que los vuelos comerciales a esta ciudad están saturados, no hay boletos para venir aquí", afirmó.
Autoridades estatales y federales en México alistaron un intenso operativo de seguridad ante las expectativas creadas alrededor de esta fecha creada por la mercadotecnia.
El secretario de gobierno del estado de Yucatán (sureste), Víctor Caballero, dijo recientemente que las fuerzas de seguridad estarán alerta ante la posible presencia de "grupos radicales o extremistas" que pudieran estar influenciados con el tema del "fin del mundo".
"Nos estamos preparando con unas medidas de prevención y seguridad importantes", dijo Caballero en entrevista vía telefónica con Xinhua desde Yucatán, estado que alberga decenas de sitios arqueológicos de la cultura maya.
El funcionario evitó dar la cifra de efectivos que trabajarán para resguardar la seguridad a los visitantes, "por una cuestión de táctica" pero precisó que intervendrán elementos del Ejército, Policía Federal y corporaciones locales, coordinados en el Sistema Estatal de Seguridad Pública.