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Xi Jinping, un hombre del pueblo, un líder con visión (3)

  2012:12:24.08:59

Xi Jinping, un hombre del pueblo, un líder con visión

Imagen de archivo tomada en 1972 de Xi Jinping, regresando a su hogar para visitar a sus parientes cuando era estudiante.

UN HOMBRE DEL PUEBLO

Xi ha expresado su profunda simpatía por el pueblo en muchas ocasiones. En una de ellas afirmó que "el valor de un funcionario a los ojos del pueblo depende de lo mucho que el funcionario le valore". Su amor por el pueblo tiene mucho que ver con su educación única.

Hijo de Xi Zhongxun, ex viceprimer ministro y héroe comunista revolucionario, Xi no vivió entre comodidades cuando era un niño.

A partir de 1962, cuando su padre fue tratado injustamente y cayó en deshonra, Xi pasó por tiempos difíciles. Durante la Revolución Cultural (1966-1976), padeció hambre y humillación pública, perdió su hogar e incluso llegó a ser detenido en una ocasión.

A los 16 años, se ofreció voluntario para vivir en una pequeña aldea de la provincia noroccidental de Shaanxi como un "joven educado".

Fue en esa zona de la Meseta de Loes donde los revolucionarios comunistas, incluido su padre, se alzaron y formaron la Nueva China.

La vida en aquella aldea era dura para un joven de ciudad. Al principio, las moscas le molestaban tanto que ni siquiera podía dormir. En los campos de Shaanxi tuvo que hacer todo tipo de trabajos manuales, cargando estiércol, tirando de carros de carbón, cultivando la tierra y construyendo depósitos de agua.

A medida que fue pasando el tiempo, el trabajo duro se hizo fácil. Xi se convirtió en un joven capaz y trabajador a ojos de los vecinos de la aldea. Se ganó su confianza hasta tal punto que llegó a ser elegido jefe del Partido en la aldea.

Dirigió a los agricultores en las labores de refuerzo de los márgenes del río para prevenir la erosión, organizó una pequeña cooperativa de herreros y construyó un tanque de metano que fue el primero en la provincia de Shaanxi.

En una ocasión recibió un triciclo a motor como premio por haberse comportado como un "joven educado modelo". Sin embargo, cambió el triciclo por un motocultor, una trituradora de harina y herramientas de cultivo para los vecinos de la aldea.

Aunque no iba a la escuela, Xi nunca dejó de leer. Trajo un baúl de libros a la aldea y siempre estaba leyendo "libros tan gordos como ladrillos", recuerdan los habitantes de Liangjiahe.

Durante los siete años que pasó en la provincia estableció estrechos lazos con los residentes de la aldea. Cuando le recomendaron para que pudiera ingresar en la Universidad Tsinghua en 1975, todos los aldeanos le siguieron para despedirle y una docena de jóvenes caminaron más de 30 kilómetros para acompañarle a la sede del distrito, donde iniciaría su viaje a Beijing.

Xi nunca olvidó a los vecinos de Liangjiahe. Incluso después de haberse marchado a la capital, les ayudó a acceder al suministro eléctrico, construir un puente y renovar una escuela primaria.

Cuando era jefe del Partido en la ciudad de Fuzhou, volvió a la aldea y fue puerta a puerta visitando a sus antiguos vecinos. A los más mayores les dio algo de dinero, y a los niños les regaló mochilas, material para escribir y despertadores. Cuando un agricultor enfermó, Xi le llevó a Fujian asumiendo todos los gastos para que pudiera tener acceso a un mejor tratamiento médico.

Los años que pasó trabajando junto a los aldeanos le permitieron conocer mejor el campo y a los agricultores. Xi afirmó en una ocasión que los dos grupos de personas que más le han ayudado en la vida son los revolucionarios veteranos y la gente con la que vivió en aquel pueblo de Shaanxi.

Llegó a la aldea como un adolescente algo perdido y lo abandonó siendo un joven de 22 años decidido a hacer algo por el pueblo.

Su afecto por la gente común influyó en algunas de sus decisiones más importantes. En la década de 1980, cuando muchos de sus contemporáneos estaban convirtiéndose en empresarios o estaban viajando al extranjero para estudiar, Xi renunció a un cómodo trabajo de oficina en Beijing para trabajar como subjefe del Partido en un pequeño distrito de la provincia septentrional de Hebei. Más adelante se convirtió en el jefe del Partido de la prefectura de Ningde, en la provincia suroriental de Fujian, que en aquellos tiempos era una de las regiones más pobres del país.

A lo largo de su carrera política, Xi interactuó con la gente común allá donde trabajó, pasando una tercera parte de su tiempo en inspecciones y giras de estudio.

En Ningde, a veces viajaba durante días siguiendo los caminos de montaña hasta llegar a los lugares más remotos. El camino era tan irregular que tenía que esperar a que se le pasara el dolor de espalda para poder bajarse del vehículo. En una ocasión andó casi cinco horas por un difícil camino de montaña para llegar a un pueblo llamado Xiadang, que en aquellos tiempos no estaba conectado a la red de carreteras. Una vez allí recibió una cálida acogida por parte de los aldeanos, que aseguraron que Xi era "la persona de mayor rango que había visitado nunca el pueblo".

También ayudó a miles de agricultores de Ningde a reparar casas de paja y dio consejos a los pescadores para que pudieran vivir mejor en esas tierras.

Cuando era jefe del Partido en Fuzhou, capital de la provincia de Fujian, fue el primero en establecer un mecanismo para que los funcionarios se encontraran cara a cara con los peticionarios. Xi fue introduciendo este mismo mecanismo en todos los lugares en los que trabajó posteriormente.

En una ocasión se reunió junto con otros altos funcionarios con un grupo de más de 700 peticionarios de Fuzhou en dos días.

Cuando trabajaba en la provincia oriental de Zhejiang, poco antes de la Fiesta de Primavera (Año Nuevo Lunar chino) de 2005, descendió a una mina de carbón a unos 1.000 metros bajo tierra y caminó más de 1.500 metros en un pozo estrecho e inclinado para visitar a los mineros y comprobar sus condiciones laborales.

Xi también otorga importancia a la comunicación con el pueblo a través de los medios de comunicación. Tanto es así que llegó a escribir 232 artículos con el seudónimo "Zhexin" para una columna del periódico Zhejiang Daily en la que hablaba de los problemas diarios de la gente común.

A pesar de su carácter templado, Xi se muestra muy severo a la hora de controlar a los funcionarios para evitar que perjudiquen los intereses de la gente común. Durante una investigación sobre un proyecto de construcción de viviendas ilegal en Ningde, se enfadó y golpeó la mesa diciendo "¿Ofendemos a miles de funcionarios o fallamos a millones de personas?". Además, algunos funcionarios de Zhejiang fueron castigados bajo su liderazgo por no haber cumplido con sus deberes.

Su estilo de trabajo le ganó el apodo de "secretario del pueblo".

"Los funcionarios deberían amar al pueblo como aman a sus padres, trabajar en beneficio suyo y llevarles a la prosperidad", dijo Xi.

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(Editor:FelipeChen)
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