Con un menor número de armas de fuego que Estados Unidos, Brasil registró 36.000 muertes por impactos de bala en 2010, 3,7 veces más que en territorio estadounidense, según un estudio de Naciones Unidas (ONU) difundido hoy.
El informe dela Oficina de la ONU contra Drogas y Crímenes (UNODC por sus siglas en inglés) recogió los datos del Ministerio de Salud de Brasil, que colocaron al país entre los más mortíferos del mundo por armas de fuego, con un total de 36.000 muertes en 2010 frente a 9.960 que tuvo Estados Unidos el mismo año.
Mientras en Estados Unidos la tasa de homicidios por arma de fuego fue de 3,2 por 100.000 habitantes en 2010, los brasileños contaron con 19,3 muertos por 100.000.
De acuerdo con el estudio de la ONU, por delante de Brasil en América del Sur sólo se situaron Venezuela con 39 muertes por 100.000 habitantes y Colombia con 27,1 muertes por 100.000 habitantes.
En Estados Unidos, el debate sobre las armas volvió a ponerse sobre la mesa, después de la matanza en una escuela de Connecticut que costó las vidas de 20 niños y seis adultos.
La UNODC dijo que en Estados Unidos circulan más de 270 millones de armas en manos de la población frente a 15 millones en Brasil.
El acceso a las armas de fuego en Norteamérica es más fácil debido a que es posible comprarlas en varios estados sin necesidad de ningún registro, ni permiso de las autoridades.
De igual forma, el derecho a poseer armamento está determinado por la propia Constitución de Estados Unidos.
En Brasil, la compra de armas es permitida después de un registro y un análisis de antecedentes, aunque portarlas está prohibido salvo en casos excepcionales.
Para el sociólogo y asesor de la Comisión Nacional de Verdad que investiga los crímenes ocurridos en Brasil durante la dictadura militar, Guaracy Mingardi, la distancia entre los balances de Brasil y Estados Unidos se debe a las "diferentes culturas de violencia".
En Brasil, apuntó el experto, la violencia interpersonal que tiene lugar en un bar, con un vecino o entre marido y mujer respondió a más de la mitad de las muertes.
Según el investigador, la impunidad de los crímenes también abrió camino a la violencia en Brasil.