MEXICO, 24 may (Xinhua) -- Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) pusieron en marcha una innovadora planta de tratamiento de agua, llamada Atzintli, capaz de captar dióxido de carbono (CO2), lo que la hace única en el mundo.
En un comunicado, la UNAM informó hoy que en el tratamiento primario de aguas negras regularmente se usan microorganismos que consumen oxígeno y liberan CO2 como un residuo, pero en el caso de la nueva planta, las microalgas consumen el gas de efecto invernadero y lo descomponen.
Además, la nueva instalación cuenta con un sistema de ozonificación que garantiza la mayor eliminación de agentes patógenos que pudieran sobrevivir al procesamiento habitual que se da al líquido residual.
Atzintli ofrece, además, la obtención de biomasa con un alto valor comercial y produce agua más limpia, con la que podrían regarse productos destinados al consumo humano directo, así lo informó Luis Alvarez Icaza Longoria, director del Instituto de Ingeniería de la UNAM.
El proyecto fue creado en colaboración con la Universidad de Newcastle, con el apoyo económico de la Newton Fund, del Consejo Británico y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
La responsable del proyecto, Teresa Orta Ledesma, indicó que el reto es el lanzamiento de una nueva tecnología a nivel mundial para la mejora del medio ambiente.
Otro beneficio es que además de agua limpia se obtiene, como subproducto, biomasa con alto valor comercial para utilizarse en la producción de biolásticos o biocombustibles.
"Eso implica que este tipo de instalaciones se pueden pagar prácticamente solas", refirió Ledesma.
En tanto, el director del British Council subrayó que este proyecto es de gran interés para Gran Bretaña, pues responde a las necesidades de los socios y ofrece la oportunidad de colaborar internacionalmente y permite intercambiar conocimiento y experiencias.
"Este proyecto ofrece muchas ventajas, ya que es una tecnología que puede ser comercializada. Es un ejemplo de innovación para un mejor futuro, ambientalmente hablando", expuso.
En un informe, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) dio a conocer que las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2) crecieron un 1,4 por ciento en 2017 después de tres años de estancamiento, debido a una aceleración de la demanda de energía, que subió un 2,1 por ciento, el doble del ritmo que se había constatado en 2016.