ROMA, 15 jun (Xinhua) -- Un debate en el Senado sobre una iniciativa que concedería la ciudadanía a los hijos de extranjeros nacidos en Italia desembocó hoy en violencia.
La ministra de Educación terminó en la enfermería tras los empujones recibidos de parlamentarios de derecha.
Senadores de la Liga Norte, contraria a la inmigración y con fuertes logros en las elecciones locales del domingo pasado en Italia, insultaron al gobierno y mostraron cartelones con las leyendas "Detengamos la invasión" y "Los italianos primero".
La ministra de Educación, Valeria Fedeli, escribió más tarde en Twitter que se encuentra bien y que "los intentos de intimidación no detendrán nuestra batalla por los derechos civiles".
Por otra parte, extremistas de derecha se enfrentaron a las fuerzas del orden en las calles afuera del Senado, en donde la policía los repelió con cañones de agua.
La iniciativa "ius soli", o ley de la tierra en latín, concedería la ciudadanía a los hijos de padres extranjeros nacidos en Italia y a los menores que hayan pasado al menos cinco años en el sistema educativo italiano.
La iniciativa fue propuesta inicialmente por la campaña en favor de los derechos de los inmigrantes llamada Italia Sono Anch'Io (Yo también soy Italia) que reunió 200.000 firmas para una petición al Parlamento en 2011-2012. La iniciativa fue aprobada en la Cámara Baja en octubre de 2015.
Los simpatizantes de la iniciativa argumentaron que otorga derechos a los niños que ya son italianos de facto, refuerza a la población italiana que está envejeciendo y contribuye a la economía nacional dándoles una razón para permanecer en el país, trabajar, consumir y pagar impuestos.
Los opositores señalan que dará a posibles terroristas fundamentalistas un punto de apoyo legal en la sociedad, lo cual equivale a una "sustitución étnica".
Las cifras parecen apoyar la idea de que la inclusión social de los recién llegados tiene sentido económico.
En el 2015, 2,3 millones de trabajadores extranjeros en Italia aportaron 127.000 millones de euros, o 8,8 por ciento, al PIB nacional, de acuerdo con informes del diario financiero Sole 24 Ore.
Los inmigrantes pagan 11.000 millones de euros al fondo público de pensiones y 7.000 millones de euros en impuesto sobre la renta personal al año, indicó el diario.
De acuerdo con ISTAT, la agencia de estadística, la población de Italia ha estado decreciendo desde 2008 pues se registran menos nacimientos que muertes y los emigrantes están superando a los inmigrantes.
El año pasado nacieron menos de medio millón de niños y murieron más de 615.000 personas.
En el 2016, cerca de 144.000 extranjeros llegaron al país y cerca de 115.000 italianos y 42.500 extranjeros emigraron, dijo ISTAT.
El envejecimiento de la población significa que habrá más pensionados que trabajadores, lo cual es una mala noticia para las arcas públicas y la economía.
La iniciativa otorgaría la ciudadanía a más de 800.000 menores extranjeros, el 80 por ciento, que viven actualmente en Italia, dijo la Fundación Leone Moressa, un grupo de expertos de Mestre, cerca de Venecia, que estudia la economía de la inmigración.
Hasta el 31 de diciembre, Italia tenía una población de 60,6 millones de habitantes, de los cuales el 8,3 por ciento, poco más de cinco millones, son extranjeros, se indicó en estadísticas oficiales.
Los residentes no italianos proceden de 200 países diferentes y más del 50 por ciento (más de 2,6 millones) provienen de otro país europeo, sobre todo de Rumania y Albania.
ISTAT dijo que 201.501 personas se convirtieron en ciudadanos italianos el año pasado.
Medios locales han especulado en el sentido de que el gobierno italiano podría someter la iniciativa a un voto de confianza para superar los 80.000 enmiendas presentadas por la Liga Norte.
No se sabe con certeza cuándo se realizará la votación final sobre la iniciativa.