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Iniciativa de la Franja y la Ruta inyecta ímpetu a la asociación de cooperación integral China-ALC

Actualizado a las 11/05/2017 - 10:46
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Los días 14 y 15 de mayo se celebrará en Beijing el Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional, al cual asistirán el presidente argentino, Mauricio Macri, y la presidenta chilena, Michelle Bachelet, entre otros líderes mundiales.

La participación de los mandatarios de Argentina y Chile, dos de los países más lejanos de China, pone de manifiesto que la interconectividad, tal y como propone la Iniciativa de la Franja y la Ruta, es la aspiración común de muchos países propensos a la globalización.

En 2013, el presidente chino, Xi Jinping, planteó, durante sus visitas a Asia Central y al Sudeste Asiático, la construcción de una Franja Económica de la Ruta de la Seda y una Ruta de la Seda Marítima del Siglo XXI en cooperación con otros países.

La iniciativa se centra en cinco pilares: la coordinación de políticas, la conexión de infraestructuras e instalaciones, la eliminación de trabas al comercio, la integración financiera y el estrechamiento de los lazos entre pueblos.

Al cierre de 2016, más de 100 países y organizaciones internacionales y regionales habían mostrado su interés en participar en la iniciativa, mientras que más de 40 habían firmado diversos acuerdos de cooperación con China en el marco de la iniciativa.

En el caso de América Latina y el Caribe, pese a la lejanía, muchos países esperan que la iniciativa china no se limite a las naciones y regiones a lo largo de las antiguas rutas de la seda y se extienda a su región, ansiosa por las oportunidades de desarrollo que brinda el proyecto.

A principios de este mes, Bachelet manifestó en una entrevista que las metas de la Iniciativa de la Franja y la Ruta "comparten plenamente conceptos que Chile tiene de su desarrollo y el del conjunto de la región".

De hecho, los cinco pilares de la iniciativa coinciden con las prioridades de China y América Latina a fin de profundizar el desarrollo sostenible de su asociación de cooperación integral.

En primer lugar, la coordinación de políticas satisface la necesidad de ambas partes de una mejor inserción en la cadena de valor global, teniendo en cuenta sus propias etapas de desarrollo y la complementariedad estructural económica.

Chai Yu, investigadora del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Academia de Ciencias Sociales de China, indicó que la cooperación industrial servirá como vía efectiva para, por un lado, afrontar la complejidad de los problemas económicas de América Latina, y, por el otro, promover la modernización de la industria china.

"La búsqueda de sinergias entre sus respectivas estrategias de desarrollo y de la articulación industrial requiere el respaldo de políticas concretas, a través del mecanismo de coordinación de políticas", resaltó.

En segundo lugar, la conexión de infraestructuras e instalaciones ayudará a muchos países latinoamericanos a romper el cuello de botella en el desarrollo y aumentar la competitividad de sus productos de exportación, al reducir la considerable brecha de la región en esta materia.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los costos logísticos pueden alcanzar entre el 18 y el 35 por ciento del valor del producto en esta región, mientras que el nivel medio en los países de la OCDE es solo del 8 por ciento.

La inversión en infraestructuras de los países latinoamericanos es solo sobre un 3 por ciento del PIB y, si quieren llegar al nivel de Asia Oriental, el porcentaje debería incrementarse hasta al menos el 6 por ciento, lo cual supone 30.000 millones de dólares anuales, según calculó el Banco de Desarrollo de América Latina.

Celio Hiratuka, profesor del Instituto de Economía de la Universidad estatal de Campinas, Brasil, enfatizó que el final del superciclo de materias primas ha arriesgado la materialización de los proyectos infraestructurales de muchos países latinoamericanos, por lo que las inversiones chinas en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta resultan sumamente importantes para la región.

En tercer lugar, la eliminación de trabas al comercio corresponde también a la aspiración de ambas partes de promover el comercio bilateral mediante la diversificación y la facilitación de la exportación.

Actualmente, China es el segundo mayor socio comercial de América Latina, y el mercado principal de mineral de hierro, cobre, soja y carne de res. Sin embargo, durante 2016, el comercio bilateral registró una caída de un 8,4 por ciento, con 216.500 millones de dólares, debido al descenso histórico de los precios de las materias primas.

En este contexto, América Latina busca diversificar sus exportaciones a China, mientras que el país asiático experimenta una mayor demanda de productos alimentarios de alta calidad por parte de su creciente clase media.

Chile, Perú y Costa Rica son los países más beneficiados en esta ola de diversificación gracias a los tratados de libre comercio firmados con China. Como prueba de ello, Chile superó en 2016 a Tailandia para convertirse en la mayor suministrador de frutas frescas al gigante asiático, llegando a 1.200 millones de dólares.

En cuarto lugar, la integración financiera garantiza la libre elección de los países latinoamericanos sobre su modelo de desarrollo sin intervenciones foráneas.

Desde 2005, China ha asumido compromisos de préstamo por más de 141.000 millones de dólares con países y compañías de América Latina, superando el volumen conjunto del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, según un estudio realizado por el centro de investigación Diálogo Interamericano, con sede en Washington.

Los créditos que otorga China a la región no tienen condiciones políticas, "lo cual es una muy buena noticia para América Latina, dado que siempre ha estado muy condicionada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), por el Banco Mundial y por todos", comentó la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena.

"Podemos ver que la voluntad de China es acercarse a América Latina, entender las necesidades de América Latina", indicó.

Además, China ha firmado acuerdos de intercambio de divisas con Brasil, Argentina, Surinam y Chile, de tal manera que todos ellos pueden reducir los costos de transacción y rebajar la alta dependencia de los dólares estadounidenses.

En quinto lugar, el estrechamiento de los lazos entre pueblos constituye la base de la profundización de la cooperación integral entre ambas partes.

En comparación con el gran volumen del comercio bilateral y la creciente inversión china en la región, el entendimiento mutuo entre sus pueblos no ha crecido en la misma proporción.

Con miras a cambiar la situación, China ha fundado 39 institutos y 18 aulas Confucio en toda la región, y se comprometió en noviembre del año pasado a establecer un centro de intercambio entre medios chinos y latinoamericanos, invitando en los próximos cinco años a un total de 500 periodistas de la región a trabajar y estudiar en China.

Por otro lado, se celebró en 2016 el Año del Intercambio Cutural China-América Latina y el Caribe, en el que se llevaron a cabo cientos de actividades entre China y casi 30 países latinoamericanos y caribeños en los ámbitos de la literatura, el arte, el cine y el turismo, entre otros, contribuyendo al acercamiento mutuo.

Xu Shicheng, investigador del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Academia de Ciencias Sociales de China, aplaudió estas actividades y destacó que "los intercambios culturales son el diálogo del corazón, la comunicación de la emoción y el lazo de la amistad".

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