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Banco central chino cambia a política monetaria neutral y prudente para equilibrar múltiples objetivos

Actualizado a las 20/02/2017 - 08:58
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Dado que el Banco Popular de China (BPCh), el central del país, ha cambiado a una política monetaria neutral y prudente, es probable que sea más cuidadoso a la hora de equilibrar sus objetivos múltiples.

Por un lado, el banco central chino está intentando contener el apalancamiento y reducir la especulación en el mercado financiero. Por otro, trata de ayudar a la estabilización del crecimiento en una economía que se halla en medio de una reestructuración dolorosa y con una expansión a su menor ritmo en los últimos 26 años.

La acción equilibradora que se necesita para lograr sus objetivos será una tarea complicada para el banco central, de acuerdo con el gobernador adjunto del BPCh, Zhang Xiaohui.

"China debe mantener su política monetaria prudente y estable, ampliar la demanda agregada apropiadamente para evitar una desaceleración económica demasiado rápida y al mismo tiempo refrenar un suministro de dinero excesivo para prevenir burbujas", aclaró Zhang.

China ha mantenido la misma política monetaria prudente desde 2011. Sin embargo, en la práctica se ha aliviado ligeramente durante un periodo de tiempo para mitigar la presión procedente de la desaceleración económica. Mientras que la salud económica del país continúo mejorando, los elaboradores de políticas anunciaron que mantendrán "una política prudente y neutral" en 2017.

El vicegobernador del BPCh, Ye Gang, reafirmó el miércoles que China debe "mantener la política monetaria prudente, que se halla en un estado neutral. Un estado neutral no es estricto ni flojo".

Los expertos han señalado que el cambio indicó que el país asiático se inclinará a una necesaria retracción monetaria para controlar cualquier burbuja de activos o mitigar los riesgos financieros.

Las especulaciones de que China cambiara su política relativamente floja se han intensificado desde mayo del año pasado, cuando "una figura autorizada" advirtió en un artículo del Diario del Pueblo, el periódico insignia del Partido Comunista de China, que el país podría sufrir "una crisis financiera sistémica" y una recesión económica si la deuda no se maneja de una forma adecuada.

En la Conferencia Central de Trabajo Económico celebrada en diciembre, el liderazgo central chino prometió priorizar la prevención de riesgos financieros, e indicó que el control de las burbujas de activos sería más importante en 2017.

La posible retracción monetaria en otras economías principales y la creciente presión de los precios tanto dentro como fuera del país, han generado rumores de ajuste en China este año. Sin embargo, los expertos esperan que el banco central se centre este ejercicio en el ajuste de las tasas del mercado de dinero, en lugar de elevar las tasas de interés de referencia.

Incluso aunque el año pasado los bancos chinos concedieron un récord de 12,65 billones de yuanes (1,85 billones de dólares) en nuevos préstamos denominados en yuanes (moneda china), el banco central ha estado centrado en elevar los costos de financiación ajustando la liquidez en el mercado interbancario.

Los tipos de interés en el mercado de dinero han subido desde el tercer trimestre de 2016. En enero, el banco central elevó las tasas en su facilitad de préstamos a medio plazo por primera vez desde su estreno en 2014.

En los próximos meses se registrará una continuación del cauteloso ajuste incremental.

"(Lo que) refleja la necesidad de apoyarse contra un crecimiento excesivo de préstamos, apoyar el yuan mientras que la Reserva Federal de Estados Unidos profundiza su ciclo de ajuste e intercepta la naciente presión inflacionaria", destacó el economista jefe de Asia de Bloomberg Tom Orlik.

Orlik aseguró que una subida de los tipos de interés de referencia es posible pero no probable, dado los elevados riesgos para la perspectiva de crecimiento. Es más previsible el uso continuo de operaciones de mercado abierto, los instrumentos fijados y un marco de orientación.

A diferencia del año pasado, cuando China experimento un comienzo problemático, la segunda mayor economía del mundo ha entrado en 2017 con una base mucho más sólida, dando más espacio a los elaboradores de políticas para que puedan maniobrar.

Las exportaciones e importaciones registraron fuertes rebotes en enero, el índice oficial de gerentes de compra manufactureros se mantuvo en expansión por sexto mes consecutivo y el índice de precios al productor (IPP) marcó un récord de los últimos cinco años.

El fuerte rebote del IPP y el cambio de rumbo en la industria pesada del país han mejorado los ingresos corporativos, el crecimiento de los beneficios y la capacidad de servicio para la deuda, lo que dejó la economía real mucho mejor colocada para tolerar unas tasas nominales más altas, indicó el economista de UBS Wang Tao.

Sin embargo, se espera que China se enfrenta a una débil demanda exterior de manera persistente, el actual desapalancamiento y la presión para reducir capacidad, así como a un sector inmobiliario en proceso de enfriamiento, lo que provocará que no sea fácil mantener un crecimiento estable en 2017.

El riesgo de los rendimientos de los bonos y la subida de las tasas en el mercado de dinero se han incrementado en las últimas semanas, pero es improbable que se permita que alcancen niveles que pueden poner en riesgo el crecimiento, aseguró Wang.

El experto de UBS pronosticó que el crecimiento del crédito de China se moderara sólo gradualmente a un 14,9 por ciento este año, respecto al 16,1 por ciento de 2016.

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