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Apertura y cooperación benefician más a China y EEUU que proteccionismo

Actualizado a las 06/01/2017 - 08:37
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En una nueva muestra de proteccionismo contra China, el principal asesor científico del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, está preparando un estudio que podría llevar a restricciones sobre la inversión china en el sector de los semiconductores.

El informe, que será publicado antes de que Obama abandone el cargo este mes, recomienda impulsar la protección de las industrias críticas para la seguridad nacional, lo que le dará una excusa al Comité sobre la Inversión Extranjera en Estados Unidos para plantear una postura más dura hacia la inversión china.

Una decisión así socavaría no solo la cooperación China-EEUU, sino también las propias industrias estadounidenses y su relación integral con China. En cambio, una mentalidad abierta y cooperativa en el país norteamericano ayudaría a superar las diferencias y beneficiar a ambas partes.

En primer lugar, las adquisiciones de empresas son una práctica comercial común y no tienen nada que ver con la seguridad nacional, una excusa propagada por los especuladores políticos.

En el ejemplo de las compras en el sector de los semiconductores, este tipo de acuerdos no afectan a equipamientos ultrasensibles de las agencias de seguridad nacional, sino a tecnología de producción masiva y tratada como una mercancía.

Dado que la economía y las reservas de capital de China han crecido, es normal que exista un apetito por invertir en el extranjero y, además, salir fuera es una vía para que las empresas chinas ganen competitividad internacional.

Para Estados Unidos, la inversión china no solo ayudaría a crear empleos y a dinamizar las industrias domésticas, sino que también "ofrecería una senda para una mayor seguridad", tal y como afirmó el jefe de estrategia global de Envestnet, Zachary Karabell.

"Cuanto más dinero metan las compañías chinas en EEUU, más motivación tendrá China para mantener buenas relaciones y más tendrá que perder si las relaciones se agrian", apuntó el responsable de la citada firma de servicios financieros.

En segundo lugar, el proteccionismo va contra la tendencia general de la globalización, que ha supuesto un gran beneficio a la mayoría de países, en especial a los avanzados.

Gracias a la globalización y al libre comercio, los consumidores estadounidenses tienen acceso a una gama más amplia de productos a precios más bajos, mientras que las empresas del país venden sus mercancías en todo el mundo.

Aunque es uno de los grandes beneficiarios de la globalización, la administración estadounidense a menudo ha culpado a China de sus problemas económicos y siempre ha mantenido las sospechas sobre la motivaciones del país asiático.

Rhodium Group, una firma de consultoría neoyorkina, afirmó en un informe publicado el mes pasado que "mientras los fundamentos económicos y los tratos en fase de desarrollo sugieren que 2017 será otro año de auge para la inversión china en EEUU, las realidades políticas de ambas partes plantean un gran riesgo a la baja, tanto para las transacciones pendientes como para el nuevo flujo de transacciones en los próximos meses".

Lo cierto es que una guerra comercial con China supondría más daños que beneficios para la economía estadounidense. Como aseguró el viceconsejero de la secretaría para la seguridad de la inversión, Aimen Mir, va en el interés nacional de EEUU el mantener una política de inversión abierta.

"Si, en cambio, permitimos que nuestros miedos nos lleven a un mayor aislacionismo, seguramente saldremos perdiendo", sentenció Karabell.

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