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El primero que ha “quebrado el status quo” en la cuestión de las islas Diaoyu es el propio Japón

Actualizado a las 19/09/2016 - 17:06
Palabras clave:Diaoyu,islas,Mar,Meridional

Con tantas fechorías cometidas durante el supuesto cumplimiento del derecho internacional, ¿Cómo Japón se atreve a hablar de "reglas" y "estado de derecho" a la comunidad internacional?

Por Zhong Sheng

Beijing,19/09/2016 (El Pueblo en Línea) -

Recientemente, la ministra de Defensa de Japón, Tomomi Inada, pronunció un discurso en Washington intentando estigmatizar a China como el "interruptor que apaga la regla" en la cuestión del Mar Oriental de China y el Mar Meridional de China. La ministra declaró que Japón realizará ejercicios conjuntos de crucero con Estados Unidos, y también ejercicios militares con otros países para ayudar a los países costeros a fortalecerse y capacitarse con la meta de aumentar su participación en el Mar Meridional de China. Las palabras y acciones de las autoridades japonesas no sólo confunden el mal y el bien, sino también intentan con malicia y a través de la demagogia, destruir la estabilidad regional.

Al hablar de Japón, nadie quiere afirmar que ya no es una gran potencia, pero el mundo suele describir las grandes potencias con respecto a su economía. En su desempeño económico, los japoneses se quedaron muy angustiados y a principios de la década de 1990, Japón incluso tomó explícitamente la decisión de convertirse en un poder político. Sin embargo, después de varios años, Japón descubrió que tampoco tenía nada político que aportar a la comunidad internacional. Con el regreso de la estrategia de Estados Unidos a la región Asia-Pacífico, Japón una vez más acarició su sueño de llegar a ser un poder político, e incluso un poder militar. Cuando los futuros historiadores comenten esta etapa de la historia, será indispensable destacar las reacciones en cadena causadas por la estrategia de “reequilibrio” de Estados Unidos en Asia- Pacífico, acelerando la revivificación del sueño de Japón de ser un poder político y militar, cuando en realidad no es más que un país derrotado en la Segunda Guerra Mundial que todavía no ha redimido sus culpas, sin embargo ha recibido luz verde por parte de su antiguo adversario para desafiar el orden internacional de posguerra.

La serie de "amenazas chinas" que ha enumerado la ministra Tomomi Inada no tienen base alguna. Como todos sabemos, desde tiempos antiguos Diaoyu y sus islas son territorio soberano de China, hecho que ha sido evidenciado por una serie de documentos que tienen legitimidad internacional. Es absolutamente razonable que China salvaguarde con firmeza su soberanía territorial. Analizando cualquier norma internacional, China no tiene nada que ver con el "interruptor que apaga la regla" citado por la ministra Inada. En cuanto a la cuestión de que “China quiebra el status quo del Mar Oriental”, Japón no tiene ninguna necesidad de polemizar, porque todo el mundo conoce que el primero que ha “quebrado el status quo” en la cuestión de las islas Diaoyu es el propio Japón.

En cuanto a la cuestión del Mar Meridional de China, el caso del "arbitraje", presentado por Filipinas se reveló también como una violación de la práctica directa y el arbitraje internacional. Por lo tanto, es ilegal y nulo desde su inicio. China no acepta ni participa en este "proceso", como tampoco acepta ni reconoce su resultado. En los últimos días, Japón, en lugar de adoptar una postura comedida, comenzó a participar negativamente en esta farsa política, difundiendo nuevamente rumores y promoviendo la inestabilidad en la escena internacional. En la Cumbre de Asia Oriental, celebrada recientemente en Vientiane, incluso medios de comunicación occidentales como el Wall Street Journal señalaron el contraste entre la actitud moderada de ASEAN con respecto a la actitud antagónica de algunos países que no son de la región. Los países de ASEAN son conscientes de la necesidad de encontrar soluciones viables para hacer frente a los conflictos, en lugar de agravar y tensar la situación en la región. En última instancia, ¿qué busca Japón con todas sus gesticulaciones? ¿Es probable que tenga mala intención en dominar la situación de seguridad y las relaciones entre los estados de Asia?

En relación con el cumplimiento de las normas del derecho internacional, Japón se caracteriza por ser un caso notorio, a partir de sus inapropiadas acciones. Cuestiones tales como las Islas Diaoyu y el reconocimiento de su responsabilidad histórica son sendos ejemplos de su falta de recto accionar. Documentos importantes del derecho internacional, tales como la “Declaración de El Cairo” y la “Proclamación de Potsdam”, incluyen normas relativas a estas cuestiones. Sin embargo, más de siete décadas después de la Segunda Guerra Mundial, Japón sigue -a este nivel- creando problemas. Los altos funcionarios gubernamentales de Japón han puesto en duda la “Proclamación de Potsdam”. Tampoco han reconocido los hechos de la masacre de Nanjing o el escarnio sometido a las "mujeres de solaz". Y quieren ser evangelio vivo de la "regla" y el "estado de derecho"... ¿Es así?

Japón conoce muy bien el histórico problema del Mar Meridional de China. Durante la Segunda Guerra Mundial, Japón intentó ocupar las islas del Mar del Sur de China. Después de la derrota de Japón, de acuerdo con los documentos legislativos entre los que se encuentran la "Declaración de El Cairo" y la "Proclamación de Potsdam", China logró recuperar las islas del Mar del Sur de China. Si Japón tiene verdadero sentido de la “regla” y el "estado de derecho", como lo declara, ¿por qué ignora la lógica legal y los hechos históricos en estos asuntos? Si el discurso de la ministra Tomomi Inada no es nada más que repeler la "amenaza china", el plan militar plateando por ella de “intervenir en el Mar Meridional de China” llevará sin duda nuevos riesgos para la seguridad regional. “Llevar a cabo, junto con Estados Unidos, patrullajes marítimos”, “realizar maniobras militares junto a otros países de la región”, “ayudar a los países costeros al fortalecimiento de su capacidad”. Todo un plan de acción diseñado tan cuidosamente, demuestra que Japón no sólo insiste en su mentalidad de guerra fría sino también trata de incitar a la oposición entre grupos. Se ha visto que tras la introducción de nuevas leyes de seguridad, es cada vez más obvia la intención japonesa de revivir su militarismo.

La montaña no puede detener el rumbo del río hacia el mar. Sea la potencia del patrón actual de la región de Asia-Pacífico, sea el deseo de la gente, el bullicio militar de Japón es una demostración de que no valora de manera correcta su propia capacidad. Su intención de sacar ventaja a través de la situación de "oposición entre grupos" está destinada a no ser nada más que una ilusión. En una época en la que se busca cooperación y beneficio mutuo, ¿qué país tiene ganas de participar en el "juego del sueño de Japón"? Aunque Japón insiste en este juego, más allá de su alianza, no puede soportarlo. 

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