La maniobra unilateral de Filipinas de llevar una disputa marítima con China ante un tribunal internacional no ayudará a resolver el problema y la manera correcta de hacerlo es buscar una solución a través de conversaciones bilaterales, coincidieron varios expertos extranjeros en sendas entrevistas con Xinhua realizadas recientemente.
Al tiempo que expresaron su apoyo a la postura de Beijing de no aceptar ni participar en el arbitraje por la disputa con Manila en relación a varias islas del Mar Meridional de China, enfatizaron que este arbitraje, que pidió Filipinas, va contra al espíritu de la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar (UNCLOS, siglas en inglés) y es contrario a sus promesas anteriores.
El director del Instituto de Derecho Internacional Público de la Universidad de Bonn, Stefan Talmon, remarcó que la corte de arbitraje de La Haya, que fue formada de acuerdo con el Anexo VII de la UNCLOS, carece de jurisdicción sobre las disputas territoriales.
Los asuntos relativos a la soberanía territorial, apuntó, no se rigen por la UNCLOS, sino por el derecho internacional consuetudinario.
El presidente del Consejo de Asuntos Internacionales de Islamabad, Saeed Chaudhry, también cree que la Corte Permanente de Arbitraje no tiene jurisdicción para abordar ni juzgar el caso.
El tribunal debería haber rechazado la solicitud de arbitraje de Filipinas porque el propio país del Sudeste Asiático "está ocupando ilegalmente islas y arrecifes de las islas Nansha de China".
"Considerando todos los hechos sobre esta cuestión, China tiene todo el derecho y razones amplias para rechazar los procedimientos de arbitraje y no aceptar ni reconocer veredicto alguno", manifestó.
Además, los expertos también llamaron la atención sobre el hecho de que Manila, antes de iniciar el arbitraje en 2013, prometiese a China en varios documentos políticos resolver sus disputas en el citado mar a través de negociaciones.
Por ejemplo, China y Filipinas, junto con otros miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, siglas en inglés), firmaron en 2002 la Declaración sobre la Conducta de las Partes en el Mar Meridional de China.
La petición filipina de un arbitraje va en contra del Artículo IV del documento, que estipula que las partes implicadas resolverán sus disputas sobre el Mar Meridional de China "a través de consultas y negociaciones amistosas".
Al tiempo que presiona para su demanda de arbitraje, Filipinas ignora los canales diplomáticos, así como la disposición china a negociar, dijo Chaudhry.
Lo que ha ocurrido hasta ahora sobre el asunto demuestra que "Filipinas y algunas fuerzas ocultas tienen planes daniños y el objetivo de perturbar la paz y la estabilidad" en la región, agregó.
En lugar de recurrir unilateralmente al arbitraje, el camino adecuado para resolver el asunto del Mar Meridional de China, como ha manifestado China en repetidas ocasiones, consiste en realizar consultas y negociaciones entre las partes directamente implicadas.
La decisión inminente del tribunal de arbitraje no facilitará en nada la resolución de las disputas en la zona, destacó Talmon, quien opinó que el fallo podría ser incluso contraproducente para la solución de los problemas.
El analista político y estratégico paquistaní Sultan Mahamoud Ali enfatizó que China ha logrado muchos éxitos en la resolución de los asuntos territoriales con países vecinos vía conversaciones bilaterales.
China ya ha demarcado las fronteras terrestres con 12 de sus 14 países vecinos y se compromete a desarrollar relaciones de buena vecindad con otros países en la región, entre ellos Filipinas, resaltó.
A juicio del experto paquistaní, Manila conseguirá mejores resultados si opta por las conversaciones directas con China.